domingo, 20 de enero de 2013

Hola, me gusta el chimichurri.

"Ojos que no ven, corazón que no siente."
MENTIRA.
Puta, ¿quién eres?
No tengo ni la más pendeja idea de quién puedas ser. Tú si tienes una vaga idea sobre mi y aún así sigues aquí, sin razón alguna aparente. Qué huevada.
Ya vete, desaparece.
Son cinco los días que no me dejas de hablar, ¿ya cánsate no?
¿No te bastó con que se te acabara el saldo en el celular?
Idiota.

¿Qué hacer?
¿Qué hacer cuando el cerebro se te baja al pecho y se cree corazón?
Pues no sé yo, me das asco.
Asco por sentir que eres la única persona en el universo (hasta ahora) que siente igual a mi, que piensa igual a mi, que le gusto tanto igual como me gusta el chimichurri y el wantán frito.
(Vamos a comer niños, amor.)
Jamás en mi penosa vida he probado drogas, pero mi voz delata algo que no soy.
Drogadicta, adicta a tu veneno, a tus palabras, a tu pecho, a tus dedos, a tus labios con sabor a aliño de ensalada César.
Lo sé, me odias. Tanto igual como yo.
AG.
¿En qué momento te metiste en mi cama para jugar a que nos conocemos sin vernos?
Te odio desde el primer día en que empezaste a tratarme como mujer.
Te odio porque soy tu secreto mejor guardado hasta ahora.
Te odio porque no te conosco y me haces sentir la mejor persona del universo.
Te odio porque sonríes tanto igual que yo delante del celular.
(Antisocial de mierda.)
Te odio porque no me dejas dormir.
Te odio porque eres un fracasado que tiene sueño a las dos y media de la madrugada y aún así quiere acompañarme cuando no tengo sueño.
Te odio porque estas conmigo sin estarlo.
Te odio porque sí.
Te odio porque me quieres.
Te odio, ¿ya te lo había dicho?
Te odio.

Bailaremos salsa hasta enamorarnos.
Montaremos bici hasta caernos.
Cantaremos música criolla mudos.
Jugaremos scrabble y monopolio echados en el piso.
Comeremos helados mientras miramos pelas en el sofá de tu sala.
Caminaremos lejos del mar porque te apesta.
Haremos el amor tres veces al día, pero no se lo digas a nadie.
No le digas a nadie que te quiero, porque no te quiero.
No, te quiero.
Mi dislexia acaba de encontrar remedio.





lunes, 7 de enero de 2013

Castillos de Cartón.

Infinito.

No está aquí, no es palpable.
Es único y, aunque sea lo que signifique, no es eterno.

Oscuridad, música, viento, latidos, suspiros, el alma.
Las miradas, los besos, las manos, los cuerpos, la voz, el deseo.

Los sentimientos, que de por si no son ternos, son infinitos en su momento.
Los momentos, todos los momentos son infinitos...



Castillos de Cartón. (2008)
Director: Salvador García Ruiz.
http://www.youtube.com/watch?v=lCQ3xxSzMUg








"...Y es que nosotros no somos normales, somos artistas."