lunes, 18 de marzo de 2013

Ahora.




Y aquí estamos.
Sonriéndonos, mirándonos, deseándonos.
Aquí estamos, sin saber que hacer...

¿Cómo llegamos?
No sé. Solo recuerdo que empezamos a correr, que ibas detrás mío intentando atraparme. Tropezaste y, antes de burlarme, retrocedí para no tener ventaja. Te di el alcance y nos reímos por la gracia. No sabes cuanto disfruto de tu risa, del brillo de tus ojos cuando compartimos alegría.
Nos enredamos un poco, nos cogimos de las manos y lentamente bajamos hacia el suelo... Me dejaste ir, di dos pasos adelante para volver a jugar. Dimos la vuelta, ambos en sentido opuesto, chocamos. Nos miramos, nos sonreímos y nos besamos. Nos besamos y nos acariciamos, me tomaste como trofeo y me alzaste mientras pegaba mi frente a la tuya. Tu mirada, tu sonrisa. Te acariciaba, momentos infinitos se desencadenaban...
Me bajaste despacio, como si el tiempo se detuviera segundo a segundo, y pegada a ti, pegada a ti el tiempo se detuvo.
No había nada que nos limite, la soledad y el tiempo estaban a nuestro favor.

Ya con los pies en el suelo, y el alma en el cielo, sin advertencia alguna, procedí a despojarte de tu abrigo. No hubo reacción, solo colaboraste alzando los brazos, para hacer más fácil el procedimiento. Toqué tu pecho mientras arrojabas la camiseta lejos de nosotros. Mis manos bordearon tus brazos y, una vez tomados de la mano, deslizamos nuestros cuerpos hacia abajo. De nuevo sentados, me soltaste, y tus dedos empezaron a bailar sobre mi.

Tu mirada fija en mis ojos, ambos perdidos en el espacio, tus caricias intentaban deslizarse por debajo de mi falda.
Mis dedos dibujaban en tu rostro corazones sin forma e infinitos inconclusos por mi debilidad ante tu atrevimiento... Hiciste que me crispara de nervios y cerrara los ojos olvidando tu presencia. Sentí tu respiración cerca a mi. Me recordaste que estabas ahí, besándome en la mejilla y yo,con los ojos cerrados, intentaba encontrar una de tus manos en el vacío. Mientras la buscaba, tu respiración sigilosa se aproximaba, y al apretar tu mano contra la mía, me susurraste al oído...

Hacer el amor es más sencillo si es contigo, me conoces bien, y así no tengamos ni la más mínima idea de en dónde vamos a parar, no interesa, porque entrelazados y acurrucados terminamos el baile al final.

Me gusta cuando besas mi cuello y bajas lentamente hacia mis hombros.Me gusta cuando acaricias mis senos y juegas con mis pezones haciendo que mi corazón palpite sin ritmo. Me gusta que me mires así, con deseo, que me hables con la mirada y que me hagas sonreír hasta olvidar quién soy.
Me gusta cuando con besos te deslizas sobre mi cuerpo sin prejuicio alguno. Me gusta cuando recorres sin reparo mi cuerpo completo y te detienes en el ombligo para mirarme sonriendo, como pidiéndome permiso para enamorarte de nuevo. Me gusta cuando bajas y te quedas ahí, me contemplas y arremetes contra mi, curioso. Saboreas de mi vientre más abajo el veneno de adentro. Haces que me contraiga, que suspire, que gima, que grite, que pierda la conciencia mientras exploras por dentro y saboreas el néctar de la flor, del placer eterno. Los segundos pasan, la vida pasa, estamos aquí, los dos. Cuando decides subir, me decido a voltear la tortilla del sartén, colocándome sobre ti y tomando la posición predilecta. Déjame domarte, déjame guiarte. Deja que coloque tus manos sobre mi cuerpo mientras, en la oscuridad, disipamos nuestros miedos.
Apreta mis piernas, no las sueltes nunca. Recuérdame que soy tuya y háblame con los ojos, con las manos, con tu aliento, dime lo que deseas. Conviértete en viento, lléname de magia. Puedo besar tu frente, tu nariz, tus labios, tu mentón, tu cuello. Puedo besar cada uno de tus lunares, bajar lento, enamorarte de nuevo. Puedo acariciarte mientras mi lengua recorre tu cuerpo tendido, puedo tomarte de las manos, solo si quieres sentir el placer infinito.
Puedo llegar a tu miembro y demostrarte que el amor existe, que no es un cuento. Puedo endulzarte la vida, por lo menos unos segundos, unos minutos...

¿Qué quieres? Solo dime...
Por ti estoy dispuesta a todo.

Me dicen que estoy loca, y quizás sí.
Pero la vida pasa mientras respiras, mientras te detienes a pensar y te olvidas de vivir.
Si de todo lo vivido el amor es lo único que me pertenece, pues dejemos que pase.
No quiero morir sin haber amado antes.

Nada pasa por que sí.
No hay tiempo, no hay lugar ni espacio, hay sentimientos, hay imágenes, hay verdades, hay momentos infinitos.

"Di que sí, aunque tengas miedo, aunque te arrepientas. 
Porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si dices no."





sábado, 2 de marzo de 2013

She will be loved.

Dicen que el amor a primera vista existe.
Quizás y sí, puedo empezar a creer en eso.

Que pase lo que tenga que pasar. El tiempo lo dirá.

Me sucedió de manera casual, no lo buscaba, pero parece que el amor me encontró y me alcanzó.
Ya, esta bien, lo buscaba sí, pero no lo encontraba y decidí poner trabas, tropecé, me caí, literalmente, y me fracturé.
Ando sentada o echada, mi alma baila pero mis piernas permanecen inmóviles por restricción médica y, en este estado, recién empiezo a valorar lo que tenía y no creía tener.
El amor está ahí, siempre estuvo y siempre estará, aunque yo no lo quiera ver.
No me arrepiento de nada en estas últimas semanas, quizás hice cosas que sabía que no debía hacer, pero las hice y QUÉ... 
Con un descanso médico mínimo de seis semanas y mis frustraciones encima, tengo más ganas de vivir que cualquier otra persona. Es sencillo, no me voy a morir. Es solo un castigo que me da la vida por andar renegando de lo que me tocó. Ahora entiendo, ahora comprendo. No me quejo, pues nada es perfecto. El amor duele, es cierto y si bien dicen que las malas decisiones hacen buenas historias, pues aquí les cuento la mía. Incompleta, casi perfecta.

Verano horrible, con harto sol, traía aún amores del año pasado y con el mismo texto de siempre: este va a ser mi año... Y bueno, se supone que para que sea "mi año" no tenía que cometer los mismos errores ya cometidos, porque se supone que de ellos ya había aprendido (bla bla bla) pero como soy bruta, tonta, loca y muchas veces pienso en exceso, sabía que tenía que meter la pata, de nuevo.

Me di un tiempo y conocí a un chico, me encariñé muy rápido pero tenía claro que no era lo que buscaba y, sin bien había aparecido en mi vida en el momento (supuestamente) "indicado", de una manera tan loca y rara, lo aprendí a querer, pero al parecer no era suficiente. Tenía claro que no duraría mucho y que lo que sentíamos era amistad, muchas cosas a fines, pero nada alentaba a formalizar una relación sería, le faltaba más que edad para ello. Pasamos muy poco tiempo juntos conociéndonos y, así como todo empezó rápido, terminó de la misma manera... 
Por cosas del destino, parece que nos llegó alguien más sin pedirlo y, en simultáneo, nos ilusionamos de nuevo, pero esta vez cada quien por su lado.

Algunas oportunidades se presentaron en mi vida y esta vez nos las dejé pasar. Y en el momento en el que creí que las cosas iban perfectamente bien y que nada malo podía pasar... Voldemort regresó para hacerme feliz por media hora y algo más... Caí en su juego, por más excusas que haya puesto, caí. Hasta ahora me digo y me repito cada vez que me miro al espejo que no debió suceder pero, como perfecta estúpida, sigo insistiendo en que tenía que sacarme la espina, aunque me la hayan clavado por tercera vez.
La tercera es la última, la tercera es la vencida y así fue. Así creo que es y será. Porque me cansé de tropezar con la misma piedra... Porque el amor y cariño no se puede forzar, lo que queda es respeto, y solo Dios sabe si es que aún lo hay.

Luego de la locura, poco bien planeada y apresurada, me fui a bailar, a liberarme de todo, a seguir viviendo y a recuperar el poco oxígeno que me había quitado el tiempo. Llegué y estaba él ahí. No tenía idea de como se llamaba, pues nunca prestaba atención cada vez que lo llamaban por su nombre. Nos saludamos y me sentí algo extraña. Me sentía extraña desde el día en que lo vi por primera vez, tenía algo que me atraía y en verdad no sabía qué. Conversamos un poco, como para romper el hielo por fin y creo que fueron sus ojos, su risa, no sé... no quiero saber.
No podía pasarme de nuevo, no ahora... Justo cuando había decidido poner freno a mi vida, a mis locuras, a mis pensamientos estúpidos sobre el amor y esas tonterías. Justo cuando había encontrado el equilibrio y quería enfocarme en otras cosas, olvidando todo, tenía que hablarme justo el  mismo día. El mismo día.
La confianza fue inmediata, soy fácil dicen, y es porque me gusta conocer gente y es mi forma de ser, qué huevada. Decidí no darle mucha importancia a lo que sentía, no quería confundir las cosas, no de nuevo, menos con alguien a quien recién estaba conociendo pero... ¡como es la vida, caramba!

No sé en qué momento pasó todo, no me percaté de la situación y decidí tomar una mala decisión, según mi madre, pues yo no la considero así, por más daño (físico) que me haya hecho si pensarlo: me fui a la playa sin planearlo previamente. Locuras de la vida que solo se vive una vez.
Ya.
Todavía no tenía claro que era lo que pasaba y, a pesar que recién me estaban empezando a conocer, decidí aventurarme por pasar un fin de semana agradable, sin pensar mucho, solo divertirme y parece que la diversión me salió algo cara y dolorosa, pero hermosa por donde la recuerde.

"Prométeme que no te vas a olvidar y que mañana para siempre lo vamos a recordar."

Quizás esto ya me tenía que pasar, después de tanta mala vibra y mala suerte, ¿qué podía salir mal?...
Pues si, no hay perfección en esto: me fracturé el quinto metatarsiano del pie izquierdo, pero encontré amor donde menos lo había pensado... Quizás sí lo había imaginado, pero increíblemente no lo creo aún.
Lo conozco muy poco y tengo en claro no va a ser fácil para los dos, pero todo es tan... cursi (?) que tengo miedo de enamorarme y hacer daño.
Hacer daño porque mis inseguridades, aunque no lo quiera, están sobre todas las cosas.
Porque estoy dispuesta a amar pero tengo miedo que me hagan daño.
Porque tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo. 
Tengo miedo.
... Y si sigo pensando de esta manera jamás me voy a recuperar.

"Lo que te pase a ti, me pasará. Si tu lloras, yo lloro. Si tu sufres, yo sufro contigo.
No me importa, lo menos que quiero es verte llorar."

¿Díganme cómo hacer si sigo con la estúpida idea de que no me quiero enamorar?
Mentiras
Nada de esto es real. 
¿O quizás si?



Sonrían, con braquets o sin ellos. 
Gabriel García Márquez no sé equivocó cuando escribió su verso.


Está de más decir que la historia está incompleta, pero... ¿a quién le importa?