Y aquí estamos.
Sonriéndonos, mirándonos, deseándonos.
Aquí estamos, sin saber que hacer...
¿Cómo llegamos?
No sé. Solo recuerdo que empezamos a correr, que ibas detrás mío intentando atraparme. Tropezaste y, antes de burlarme, retrocedí para no tener ventaja. Te di el alcance y nos reímos por la gracia. No sabes cuanto disfruto de tu risa, del brillo de tus ojos cuando compartimos alegría.
Nos enredamos un poco, nos cogimos de las manos y lentamente bajamos hacia el suelo... Me dejaste ir, di dos pasos adelante para volver a jugar. Dimos la vuelta, ambos en sentido opuesto, chocamos. Nos miramos, nos sonreímos y nos besamos. Nos besamos y nos acariciamos, me tomaste como trofeo y me alzaste mientras pegaba mi frente a la tuya. Tu mirada, tu sonrisa. Te acariciaba, momentos infinitos se desencadenaban...
Me bajaste despacio, como si el tiempo se detuviera segundo a segundo, y pegada a ti, pegada a ti el tiempo se detuvo.
No había nada que nos limite, la soledad y el tiempo estaban a nuestro favor.
Ya con los pies en el suelo, y el alma en el cielo, sin advertencia alguna, procedí a despojarte de tu abrigo. No hubo reacción, solo colaboraste alzando los brazos, para hacer más fácil el procedimiento. Toqué tu pecho mientras arrojabas la camiseta lejos de nosotros. Mis manos bordearon tus brazos y, una vez tomados de la mano, deslizamos nuestros cuerpos hacia abajo. De nuevo sentados, me soltaste, y tus dedos empezaron a bailar sobre mi.
Tu mirada fija en mis ojos, ambos perdidos en el espacio, tus caricias intentaban deslizarse por debajo de mi falda.
Mis dedos dibujaban en tu rostro corazones sin forma e infinitos inconclusos por mi debilidad ante tu atrevimiento... Hiciste que me crispara de nervios y cerrara los ojos olvidando tu presencia. Sentí tu respiración cerca a mi. Me recordaste que estabas ahí, besándome en la mejilla y yo,con los ojos cerrados, intentaba encontrar una de tus manos en el vacío. Mientras la buscaba, tu respiración sigilosa se aproximaba, y al apretar tu mano contra la mía, me susurraste al oído...
Hacer el amor es más sencillo si es contigo, me conoces bien, y así no tengamos ni la más mínima idea de en dónde vamos a parar, no interesa, porque entrelazados y acurrucados terminamos el baile al final.
Me gusta cuando besas mi cuello y bajas lentamente hacia mis hombros.Me gusta cuando acaricias mis senos y juegas con mis pezones haciendo que mi corazón palpite sin ritmo. Me gusta que me mires así, con deseo, que me hables con la mirada y que me hagas sonreír hasta olvidar quién soy.
Me gusta cuando con besos te deslizas sobre mi cuerpo sin prejuicio alguno. Me gusta cuando recorres sin reparo mi cuerpo completo y te detienes en el ombligo para mirarme sonriendo, como pidiéndome permiso para enamorarte de nuevo. Me gusta cuando bajas y te quedas ahí, me contemplas y arremetes contra mi, curioso. Saboreas de mi vientre más abajo el veneno de adentro. Haces que me contraiga, que suspire, que gima, que grite, que pierda la conciencia mientras exploras por dentro y saboreas el néctar de la flor, del placer eterno. Los segundos pasan, la vida pasa, estamos aquí, los dos. Cuando decides subir, me decido a voltear la tortilla del sartén, colocándome sobre ti y tomando la posición predilecta. Déjame domarte, déjame guiarte. Deja que coloque tus manos sobre mi cuerpo mientras, en la oscuridad, disipamos nuestros miedos.
Apreta mis piernas, no las sueltes nunca. Recuérdame que soy tuya y háblame con los ojos, con las manos, con tu aliento, dime lo que deseas. Conviértete en viento, lléname de magia. Puedo besar tu frente, tu nariz, tus labios, tu mentón, tu cuello. Puedo besar cada uno de tus lunares, bajar lento, enamorarte de nuevo. Puedo acariciarte mientras mi lengua recorre tu cuerpo tendido, puedo tomarte de las manos, solo si quieres sentir el placer infinito.
Puedo llegar a tu miembro y demostrarte que el amor existe, que no es un cuento. Puedo endulzarte la vida, por lo menos unos segundos, unos minutos...
¿Qué quieres? Solo dime...
Por ti estoy dispuesta a todo.
Me dicen que estoy loca, y quizás sí.
Pero la vida pasa mientras respiras, mientras te detienes a pensar y te olvidas de vivir.
Si de todo lo vivido el amor es lo único que me pertenece, pues dejemos que pase.
No quiero morir sin haber amado antes.
Nada pasa por que sí.
No hay tiempo, no hay lugar ni espacio, hay sentimientos, hay imágenes, hay verdades, hay momentos infinitos.
"Di que sí, aunque tengas miedo, aunque te arrepientas.
Porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si dices no."