martes, 3 de diciembre de 2013

Nota: para olvidar.


Son varias las noches que no puedo dormir.
Se anuncia tu recuerdo en cada lágrima que desliza mi rostro y pienso, pienso y me pregunto qué hubiera sido de nosotros si no hubiésemos intentado jugar a ser amantes eternos.

¿Cuál es el precio que tengo que pagar por enamorarme de ti? 

La soledad.
La soledad es el precio.
La soledad eterna que siempre hubo y estuvo entre los dos. 

Pasa el tiempo y suspiro.
Sábanas blancas, paredes verdes y tu recuerdo.
Tus dedos, tus manos, tus brazos, tu espalda, tu pecho, tu cuerpo. 
Tus besos...

Me besas despacio, y sonríes luego, delatando tu nerviosismo. 
Acaríciame y viajemos.
Disfruta de mi silueta en el espejo y ámame, 
ámame como la primera vez. 
Destrózame el alma, fóllame como solo tú sabes. 
Hazme gemir, jálame y penétrame, 
penétrame y miénteme, 
dime que soy hermosa, que no existe nadie en el mundo como yo.
Disfruta de mi y dime que me quieres, 
aprovéchate que soy tuya, tuya y de nadie más.

Te amé, te amé.
Te amé y me enamoré.
Me enamoré y fracasé. 

Fracasé y perdí.
Perdí. Me perdí.

Hay amores imposibles, amores pasajeros que necesito olvidar.