jueves, 8 de junio de 2017

Flouxetina.


Mentí cuando te dije que no me gustan las rosas.
Mentí cuando te dije que no celebro aniversarios.
Mentí cuando te dije que no me gustan los detalles el día de mi cumpleaños.
Mentí la primera vez que me invitaste a salir y dije que estaría ocupada, que ya tenía planes.
Mentí cuando te dije que quería estar sola, que me encontraba bien sin nadie - y con nadie.
Miento cuando me preguntas cómo estoy, porque simplemente no estoy.

Miento constantemente con respecto a mi estado de ánimo. Digo que estoy bien, cuando es evidente que estoy mal, y sabes que no miento, porque se nota; tú lo notas. No sé cómo lo haces, últimamente previenes mis derrumbes emocionales, desde el día -1 estás pendiente de mi (casi) todo el tiempo y eso solo puede indicar una cosa: que logras amarme con todos mis defectos. O bueno, al menos eso me haces sentir, notar.

Te confesé mis inseguridades, aún así no temes en hacerme sentir cómoda en todo momento, de acariciar mi cuerpo como si me fueras a reconstruir en tus manos, de cogerme la mano y apretarla fuerte para (no) perderme - solo contigo en el camino, de besarme como si fuera siempre el último beso, que en ocasiones, es así como lo siento...

Tu presencia diaria, tu calor constante, este amor único que solo tú me das...
Ya no me siento sola, pero tengo miedo igual.
Antes de ti me prometí no volver a caer en adicciones vanas, no volvería a drogarme, no volvería a comer compulsivamente, no volvería a destruirme y caer en ese círculo vicioso que me lleva a la depresión, pero no pude. Volví a caer y sigo en esto. Me duele el cuerpo, me pesa la existencia y quiero dormir todo el tiempo, pero no me puedo dar ese lujo, no debo dejarme caer, no lo tengo permitido, no ahora cuando siento que todos me miran y al mismo tiempo me ignoran: porque nadie sabe en realidad cómo me siento.

Ya no quiero mentir y decir que me encuentro bien, cuando es obvio que no lo estoy, pero debo moverme, salir y buscar qué respirar, aunque me ahogue con mi propio aire, aunque me quiera morir en cada instante.

Hoy, como tantas otras veces, me encuentro peleando conmigo misma, porque me cuesta aceptarme, me cuesta quererme, me cuesta sostenerme.
Me es de suma urgencia florecer nuevamente, terminar este otoño en invierno y aproximarme a la primavera y quedarme en ella, aunque regresar al verano sería perfecto, pero no hay máquina que retroceda el tiempo.

Perdón por no ser quién soy, perdón por ser como soy.
Perdón por las mentiras y la falta de amor.
Perdón.