He retorcedido en el tiempo y urgado en nuestras primeras conversaciones: cuánto amor, cuánto cariño, cuánto deseo, cuánta magia había en nuestros versos. Extrañamente hoy desearía volver a ese presente eterno, en donde descubríamos sensaciones jamás nunca antes experimentadas. Dos niños jugando a ser adultos, proyectándonos para la vida aunque esta nos durara un fin de semana.
Veo tu recuerdo y lo acaricio en el presente actual, tengo la sensación de tu piel en mis manos y mis pupilas divisan en la oscuridad tu perfil refinado. Siempre aproveché cada encuentro contigo para dibujarte con mi mente, para que así no me hagas falta cuando estés ausente, y es así como te tengo ahora conmigo.
Pasarán algunas lunas para volver a verte, pero mientras te tengo presente reproduciendo tus audios, leyendo aquellas palabras tangentes al amor que te tengo, al amor que siento.
Este amor se ha transformado en mi fuerte, aquel que me protege del enemigo cuando estoy en peligro, ese al que recurro cuando tengo frío y me abriga en la soledad del olvido.
Añoro nuestros primeros meses, añoro los últimos también, porque todo suma y nada resta, el amor se transforma, nuestro amor se trasforma...
Vivir el presente contigo fue lo mejor que me sigue pasando hasta hoy, lo fue hasta ayer y estoy segura de que lo será mañana también. Porque creo en el mañana, creo en los cambios, creo en ti y en nosotros, creo en el amor que construimos y re-construimos, porque apuesto todo a que esto es infinito.