- ¿No estás preparada?
- ¡YA TE DIJE QUE NO!, ya déjame, por favor. Mis papás no tardan en venir.
- Pero me dijiste que hoy sería el día.
- No estoy lista, ya, por favor, vete.
Cogió su casaca y cerró la puerta con odio.
Sé que me odiaba.
¿Qué culpa tengo yo?
Simplemente no estoy lista.
Me paso las noches pensando en lo mismo.
¿Por qué no me siento lista?
Mi celular vibró, lo cogí y era él:
"Te esperaré el tiempo que sea necesario. Te amo."
Sonreí.
Me recosté en mi cama y quedé dormida.
Mi piel desnuda ante él,
mi corazón latía desesperadamente,
respiraba con dificultad.
En lo profundo de la oscuridad
nuestros cuerpos se juntaron,
nos amamos cada segundo.
Sus labios era como rosas
que delicadamente acariciaban mi cuerpo...
Sus manos, nerviosas,
no dejaban que me escape de aquella danza...
Su mirada me hipnotizaba,
me mantenía alerta a cada movimiento.
Quién diría que en aquel momento
pensaríamos las cosas,
ni siquiera sabíamos como había empezado este encuentro.
Sigilosos,
teníamos en mente que esto no acabase,
No podíamos hacer nada normal.
Nos resistíamos a cada paso
de aquel baile infernal.
Nuestros cuerpos sudaban,
nuestras almas hablaban,
nuestras miradas
invocaban a la acción más placentera.
Mis ojos cerrados,
la boca abierta,
tus manos sobre mi,
y tu mente en cualquier lugar menos aquí.
El juego terminaba,
yo ya estaba exhausta,
decidí terminar
mientras tu me pedías más.
Me recosté a tu lado, y aun agitada
decidí ignorarte,
mientras tu me amabas,
me pedías un beso,
una caricia,
yo ya no quería nada.
Te apoderaste de la escena de nuevo,
reíste de placer
y me pediste que lo pensara.
No respondí,
me quedé quieta,
mirando la ventana.
Estaba oscuro afuera,
con una leve lluvia
mi corazón volvió a reaccionar.
Te besé como jamás lo había hecho.
Mi mente aquí mientras no hallaba mi cuerpo.
Ese era el momento,
no lo echaríamos a perder...
Yo sobre ti.
Lento,
despacio,
en un vaivén imparable.
Los dos, uno solo.
Recibí un beso en la frente, era mi madre.
¡Maldita sea!
Cogí mi celular y le mandé un mensaje...
"Ven mañana, ya estoy lista."
Aquí vamos de nuevo...
domingo, 29 de agosto de 2010
Camino.
Te tenía tan cerca.
Después de tanto tiempo volví a verte
y pensé que no sería como antes,
pero esas cosquillitas que sentía al verte, regresaron.
Lo negué tantas veces, pero mi mirada me delataba...
Comenzó a llover y me pusiste tu abrigo,
Nos refugiamos en Starbucks y pedimos el clásico capuccino.
Estabas distinto,
tu mirada estaba perdida...
Te pregunté que pasaba y tu solo besabas mi frente.
¿Por qué te alejaste?
No respondas.
Me levanté de la silla,
me quité tu abrigo.
Me acerqué a la puerta y volteé a mirarte.
Mirabas el suelo
mientras tu celular sonaba...
Era ella.
Adiós.
Al día siguiente te apareciste en mi camino,
no quisimos,
no lo planeamos.
Un beso lo definió todo.
y según tú, yo había vuelto a caer.
Te miré a los ojos y sonreí.
Te solté las manos y me fui despacio.
Desaparecí en la neblina
mientras tu quedabas en el pasado.
Como el primer día en que nos besamos.
Aquel beso que no significo nada,
más que el inicio de una retorcida obsesión.
Aquellos besos inolvidables, de una noche fría.
Donde tu cuerpo se entrega
y no piensas en las consecuencias.
Yo no quise evitarlo, quería saber hasta donde llegábamos.
No sentí nada,
no sentí nada.
Gracias por devolverme la sonrisa.
Gracias por aparecer en mi vida...
Gracias por dejar ser parte de tu vida.
Gracias por hablar de mi,
gracias por nada.
¿Existes?
Ahora no.
Después de tanto tiempo volví a verte
y pensé que no sería como antes,
pero esas cosquillitas que sentía al verte, regresaron.
Lo negué tantas veces, pero mi mirada me delataba...
Comenzó a llover y me pusiste tu abrigo,
Nos refugiamos en Starbucks y pedimos el clásico capuccino.
Estabas distinto,
tu mirada estaba perdida...
Te pregunté que pasaba y tu solo besabas mi frente.
¿Por qué te alejaste?
No respondas.
Me levanté de la silla,
me quité tu abrigo.
Me acerqué a la puerta y volteé a mirarte.
Mirabas el suelo
mientras tu celular sonaba...
Era ella.
Adiós.
Al día siguiente te apareciste en mi camino,
no quisimos,
no lo planeamos.
Un beso lo definió todo.
y según tú, yo había vuelto a caer.
Te miré a los ojos y sonreí.
Te solté las manos y me fui despacio.
Desaparecí en la neblina
mientras tu quedabas en el pasado.
Como el primer día en que nos besamos.
Aquel beso que no significo nada,
más que el inicio de una retorcida obsesión.
Aquellos besos inolvidables, de una noche fría.
Donde tu cuerpo se entrega
y no piensas en las consecuencias.
Yo no quise evitarlo, quería saber hasta donde llegábamos.
No sentí nada,
no sentí nada.
Gracias por devolverme la sonrisa.
Gracias por aparecer en mi vida...
Gracias por dejar ser parte de tu vida.
Gracias por hablar de mi,
gracias por nada.
¿Existes?
Ahora no.
sábado, 28 de agosto de 2010
Noche.
Curioso por saber de ella,
¿Cómo lo hace?
Porque en realidad me tiene mal...
Intento resistirme a ella...
Bailando fue,
cuando se nubló todo y con ella me conecté.
Por sus labios corre el pecado
y rápido me hizo esclavo de su piel.
Simplemente fue bailando,
increíble.
Eramos solo ella y yo.
En la oscuridad.
Que sensación tan extraña recorre mi cuerpo.
Ella me tiene ahí.
No dejo de mirarla.
Se volvió demente,
rabiosa,
se bajo la falda y
siguió matándome.
Su cabello huele a rosas,
me lleva a otro mundo
si no me besa es porque ese es su plan.
Se aleja y
se menea lento.
Todos sus movimientos eran calculados
hacía que me vuelva loco por ella.
La acerqué a mi, la cogí por la cintura,
bajo lentamente,
se deslizaba de mis manos,
no lo pude impedir.
Bajó mi bragueta,
me miró a los ojos y soltó una risa inocente.
Tengo tanta suerte.
Tiró de la correa y la sacó apoderándose de ella.
La utilizaba como látigo.
La hizo resonar dos veces en el aire,
mi piel se erizó.
Se fue lento.
Como una gatita coqueta,
de tres pasitos llego a la puerta y le echó seguro.
regreso moviendo las caderas de lado a lado...
Que nocivo. Me tenía en tensión.
¿Era un sueño?
No lo era...
Mi mamá llegaría en cualquier momento
y mientras impedía que mi boca llegase a su cuello
ella me decía en silencio que la amara.
Se entregó a mi,
de una forma plena.
sin muchos rodeos.
Jugamos un rato.
Me gustaba y no perdería el tiempo.
Ella tiene una manera especial de besar
Tengo los nervios de punta y
con todo eso el ambiente ayudaba.
Nadie mueve el cuerpo como ella.
Me relajé en la silla
mientras ella se ocupada del resto.
Nunca dijo una sola palabra,
solo suspiraba en mi oído.
Cada centímetro de su cuerpo,
cada espacio recorrido por mi lengua,
cada gesto, cada mirada, cada gemido...
Fue una noche especial.
Amanecí a su lado.
La amé.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)