jueves, 17 de febrero de 2022

16:16

 A veces me pregunto si tienes tiempos muertos, esos en donde te quedas pensando en nada, donde ya cumpliste todas tus responsabilidades, en donde ya atendiste todas tus prioridades, ese momento en el que te quedas en el vacío, pensando o quizás no pensado o tal vez deseando mantenerte ocupado porque no estás cansado, y si es ahí donde me recuerdas, en donde quisieras salir a buscarme, venir a verme, pero te retienes, porque eres fuerte. 

A veces tengo tiempo muertos, esos que se dan antes de ir a dormir, en donde quiero tener la mente en blanco, pero me llegan tus recuerdos, con ellos las risas y la sensación de que te tengo todavía, de querer escribirte y preguntar cómo te fue en el día y si me extrañaste, si todavía piensas en mi, en nosotros.

Son las 4 de la tarde y tengo un tiempo muerto, terminé mis pendientes del trabajo y me queda 1 hora para ocuparme en algo, pero me encuentro escribiendo sobre ti, en lo lindo que te veo en fotos, en lo hermoso que me haces sentir cuando te veo en videos, me imagino tu sonrisa en este momento, pidiéndome que deje de mirarte cuando es lo único que quisiera hacer durante el resto del día.

Pongo música para no pensarte, pero las letras me hablan de ti, de nosotros, de lo que fuimos y hoy no somos, pero podemos ser, a la distancia. Si cierro los ojos, tu aroma aparece, y si respiro despacio, puedo sentir tus manos en mi piel. Quisiera dejar de invocar mis recuerdos a tu lado, pero me permito sentirte en este espacio muerto, imaginando el día en que te vuelva a ver, en intentar ser menos torpe, de no tropezarme para que te rías de mi, y siga tan enamorada de ti como lo estoy ahora.

He aprendido a valorar tu ausencia, y es que nunca te sentí así. Llegaste a mi vida a enseñarme a amar, y juro que no sabré como agradecerte. Quizás sigo esperando una señal del destino para tener oportunidad de decirte cuánto he mejorado, y probablemente te sientas orgulloso de mi. Pero va, son 2 semanas sin ti, imagínate lo que podría lograr en otras 2, 3, 5, mil.

Todos los días le hablo a la almohada, a los espejos, a las paredes sobre ti, lloro un poco y vuelvo a sonreír. Te extraño mucho, y no voy a decir que me haces falta, porque era antes yo la que se hacía falta.

Estamos creciendo, y eso es lo más importante. 

Seguiré escribiendo en mis tiempos muertos.

Te amo.