- ¿Sigues pensando en mi?
- Sí, pienso fácil porque te quiero. Aprendí a quererte de verdad.
- Capricho, como el mío.
- No, fue una opción que tome...
- Y cuando se quiere de verdad no se olvida...
- ... en su momento y, bueno, no te olvido pues, aquí estoy, al fin y al cabo.
- Falta poco para que viajes...
- Sí, y regresaré en una relación.
- Lo más probable es que seas el amor de mi vida, pero te digo adiós.
- ¿Hay algo más que hubiera podido hacer? Hasta te besé, creo que jugué todas mis cartas... Siempre preferirás a otro, no importa cuál sea el nombre yo siempre seré el "amigo" y ya. No me siento menos por eso, tampoco.
- Te quiero.
- No me siento mal por jugar el papel que me tocó. Nadie sabe la relación que tenemos, nadie se imagina y mejor así. Por eso es especial, siempre lo será.
- ¿Eres feliz?
- Ando en eso, encontré a una chica que me quiere, eso me da felicidad...
- ¡Suertudo!
- Las cosas pasan por algo, por decisiones más que por suerte.
- ....
- Sí, decisiones.
- Eso lo aprendí hace un tiempo, no te disculpes conmigo, yo no me arrepiento de nada contigo, todo valió la puta pena.
- ¿Puedes dejar de despedirte? Tú no te vas a ir.
- Ni idea de como será todo...
Y te fuiste, fue inevitable que no lo hicieras. La noche que estabas en el aeropuerto me preguntaste si iba a recordar las últimas conversaciones y ¡cómo olvidarlas! si desde hace 18 días no hago más que repasarlas en mi mente, una tras otra, analizando cada gesto, cada palabra, cada tono de voz y cada mirada. Pensé que esto iba a ser más sencillo, que no me dolería y que estaría lista y en paz luego de darte carta libre para que encuentres tu felicidad lejos de mi. - Como si de mi dependiera tu felicidad, equivocada completamente. - No fue fácil, no es fácil, sigo trabajando en esto.
Hoy me imaginé y me sentí en el lugar en el que tú has estado durante estos dos años. Me puse en tu lugar y, quizás, era necesario que tenga que pasar por todo esto para entender muchas cosas, para entenderte y para odiarme por lo sucedido. El amor sana, el amor cura, el amor libera y contigo tuve el paquete completo. ¡Suerte que no te volviste loco por mi! Y fue más que suerte, la mejor decisión de tu vida. Decidiste darte la oportunidad de ser feliz, y dar felicidad a alguien más que quizás se merezca un amor como el tuyo.
Hubiera querido cumplir el rol de enamorada en tu vida, hubiera querido que los otros amores que en algún momento elegí, me hubieran tratado como tú la tratas a ella. Ninguno me dio la importancia suficiente como para que aún reinen en mi corazón, quizás por eso es que ella está tan enamorada de ti, como yo. Y ya no sé qué estoy hablando, nuestra amistad nunca alcanzó, nunca fue suficiente como para darnos todo el amor del universo, igual, sin saber que nos traería el futuro.
Mi decisión fue quedarme contigo, y en ti. Me quedo con las noches infinitas por la playa, y los deseos que pedimos estando allí. Me quedo con las tantas noches en las que no podías conciliar el sueño y me buscabas a mi. Me quedo con las ganas que nos quedaron en aquel parqueo cerca al "delfín". Me quedo con el calor de tus besos y tus ojos abiertos, observadores de todo y de nada. Me quedo con tus manos pequeñas sobre mis largas piernas, y con los últimos eventuales día de semana: me quedo con el martes 15 de diciembre y una botella de vino en la mesa de noche, cerca a tu cama; me quedo con el jueves 17 y el humo de la marihuana; me quedo con el sábado 23 de diciembre y el primer viernes de este año nuevo, donde compartimos el mismo cielo, nuestro cielo. Me quedo con la previa despedida del lunes 11 de enero y el martes 12, que fui a buscarte para darte el último beso. Me quedo con tus declaraciones de amor, y tu resilencia, tu manera tan lógica de asumir las cosas. Me quedo con todo eso y más. Me quedo con lo que inventé de ti para hacerme creer que eres un hombre perfecto, de otro mundo, de otro universo. Mi hombre bello, perfectamente imperfecto.
Estos últimos días junto a ti aprendí a quererte como eres, a acariciarte a la distancia a pesar de sentir tu piel, a compartirnos desde el primer día, a ojos cerrados, sin conocernos y a saber entender que no eres para mi, que no soy para ti. Tenía claro tu futuro, sabía que te irías, sin embargo arriesgué y te di todo lo estuvo a mi alcance. Si a fracaso nos referimos, la decisión fue compartida. Fracasamos los dos, yo por no querer, tú por no creer. Tenías todas las de ganar, pero jugaste tus cartas a tu favor y está bien, siempre estuvo bien.
Sin nada ya me has hecho feliz, siempre me has hecho feliz. Te debo el universo entero, lástima que dentro de mi pobreza no pueda darte más.
Gracias por hacerme la chica más feliz del universo, universo que creamos para ambos.
El lobo dejó la estepa. El lobo no pudo encontrar mejor guarida que lejos de aquí.
Pd.
He vuelto a leer la carta que te envié la noche en que viajaste a Madrid.
He vuelto a enamorarme de ti.