Me cogió por entre las piernas, me recogió el pantalón y me empujó hacia el asiento, no le bastó con haberme manoseado las tetas e intentar marcarme el cuello que cogió mi culo y se abalanzó sobre mi..
Rozó su pene en mis labios inferiores, y hubieran visto la sonrisa que tenía al darse cuenta que andaba mojada bajo la truza. Arremetió contra mi, tenía ya dos dedos dentro y se sorprendió de una manera alucinante cuando empecé a menearme. Se alocó, abrió los ojos y, en su locura, me preguntó cómo hacía eso, que qué se supone que era lo que hacía con mi vagina que sentía que le apretaba los dedos.
Me rogó para meter su pene y venirse dentro.
Le apreté la mano, logré sacarla de entre mis piernas y no dudó en chuparse los dedos, para luego dibujar mis labios con ellos...
Si supiera que todo el tiempo que estuve con los ojos cerrados era porque pensaba en ti, y que si me mordía los labios era para no pronunciar tu nombre, porque no imaginaba a nadie más que no seas tú en mi... Si supiera, tal vez, no me quisiera.