Andamos tomados de la mano caminando alrededor del parque, como si fuéramos dos niños enamorados, sin rumbo ni dirección, con basta soledad y sin amor.
Noviembre, madrugada, humedad, pista, taxis, vereda, en la esquina a la derecha, postes de luz, cables que cuelgan, puertas, ventanas, escaleras, barandas, gente que habla, perros que ladran, en la esquina a la izquierda, motocicleta, patrulla de serenazgo, semáforo en verde, cruzamos la esquina, árboles, bancas, pared amarilla, te detienes: mis ojos en tus ojos, mis labios en tus labios. Reposas tu cuerpo sobre la parte trasera de un auto, sin cuidado, me jalas hacia ti: tus manos bordean mi cintura, mis manos reposan en tus hombros. Te miro, me miras; sonríes y suspiras. Me aprietas fuerte contra ti y me besas, te llevas mi aliento, te llevas mis verbos... Que vamos muy rápido, pero nunca hay tiempo. Mientras con una mano te aflojas la correa, diriges una de mis manos con la otra y haces que te estruje el miembro, Desabotonas el pantalón mientras deslizo el cierre hacia la parte inferior. Te beso el cuello, me coges las tetas, estoy excitada, traes mi piel erizada; me peñizcas, te muerdo... Que te la chupe ahora que no hay nadie, me dices, y yo sonrío, obediente, me agacho, de cuclillas te beso, y te empiezo a lamer arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba. Te chupo los testículos, y tu pene se subleva. Te miro desde abajo, y lo disfrutas, cierro los ojos y te la chupo completa, me atraganto, y siento que me ahogo, mientras lloro. Me agredes, me jalas del cabello, me empujas la cabeza, te escucho jadear, intento parar, me tiras una cachetada y abro los ojos. Te miro e intento hablar, me pides que siga, te escupo y continúo, te masturbo y me la vuelvo a meter a la boca: tengo los labios hinchados y la garganta dilatada, me vuelvo a atragantar porque me obligas a hacerlo, mis ojos lagrimean, pero no me detengo. La chupo, la succiono, la vuelvo a sacar y golpeas tremenda belleza mis labios... Mi lengua acaricia, mi labios besan y mis manos no dan tregua... ¿Que si quiero que te vengas? Qué pregunta tan obvia. Estamos al limite, se escuchan pasos, un claxón, me dices que me pare y no refuto, me reincorporo y me cuelgo a ti y me besas, y me tomas de la cabeza, y me acaricias el cabello, y me abrazas y no me sueltas y siento que te quiero, que me quieres, pero debemos terminar. Pasaron dos autos a poca velocidad por la pista, personas por la vereda. Silencio. "Agáchate", me agacho y te veo venir sobre mi, en mis labios, en mi cuello y en mi pecho, líquido blanco y espeso, Me levantas el mentón, y no cambiaría semejante humillación por un momento así, esa sonrisa tan plena, repleta de satisfacción. Y te quiero un ratito más, para mi, pero no, debemos huir el uno del otro, porque tengo claro que no eres para mi y que yo no soy para ti. Coincidimos así, para vernos a escondidas, para querernos sin amor y de a poquitos, sin pertenecernos, porque es así y no hay remedio, no hay agua que apague este fuego. No sé cuantos años vamos quemándonos en este infierno, infierno del que quiero huir para siempre, pero siempre vuelves. Y qué hago, si no te quiero, pero te tengo y me tienes, qué hago, si siempre vuelves.