¿Podemos dormir juntos hoy?
Hablo de reposar en tu pecho, como el último fin de semana, en donde me engancho a tu cuerpo y me pides que me enrolle en ti; de cuando respiro tu aliento, de cuando siento tus latidos y la textura y el calor de tu piel.
Hablo de esa intimidad que tenemos después de sexo, el hacer el amor en el contexto más sutil del haber, del existir.
Hablo del momento más hermoso que siempre hemos tenido, aquel en el que no importa si húmedos o sudosos, nos impregnamos el uno del otro.
Hablo de ese momento en donde te digo que te amo en silencio y tu me abrazas como si me amaras, también.
Yo no quiero convencerme de que nací para amarte, pero quiero. Hoy quiero estar junto a ti, en ti.
¿Podemos vernos?
Y sí, solo vernos. Ver tus ojos chinos, tu perfil empinado y tus labios gruesos; tu sonrisa perfecta, tus orejas delicadas y perforadas, tu pelo negro, largo y medio ondulado; el collar en tu cuello, tus lunares y observarte, solo hacerlo porque sí, porque el placer que siento al hacerlo es más profundo que cualquier penetración consentida. Verte también es disfrutarme.
Quiero hacerte el amor hoy, pero entre poder y querer, no sé si estemos de acuerdo.
Dime que podemos.
Dime que también quieres.
Dime y voy.
Dime y vienes.
Dime, que soy y seremos, solo por hoy, si así lo quieres.