jueves, 3 de marzo de 2022

Feliz 28 de febrero

Donde las palabras no hagan falta, ¿ahí es?

Que me toma menos de 2 segundos temblar después de verte, me pongo nerviosa, intento no sonreír, pero aquí me ves, más torpe que ayer, menos estúpida que mañana. 
Te acercas a mi, me abres los brazos, reposo en tu pecho y yo solo quiero besarte, preguntarte como te va y si todavía me amas... Bien, todo bien, y sigues tu camino.

Que te acompañe si no estoy ocupada, y juré no volver a ti, pero aquí estoy, a tu lado, cambiándole las letras a las canciones mientras tu manejas a 60. Te miro y quiero besarte, te concentras en la ruta y evitas mirarme, y río de los nervios, y me muerdo la lengua y aprieto mis piernas para no sentir que te tengo. Porque te tengo. 

Bajamos del carro, te acompaño a la distancia. Solo quiero acercarme y tomar tu mano, olerte el cuello y decirte que te amo. Entras al banco, te miro desde lejos mientras haces la cola, evito hacer contacto visual y disimulo, me tropiezo, me escondo y vuelvo a verte con la oportunidad de cruzar con tu mirada. Sales y nos vamos. Me preguntas si deseo algo del kiosko, te digo en mi mente que necesito un beso tuyo, para no sentirte, pero agradezco que hayas comprado agua, aunque dudes de su procedencia. Bebemos de la misma botella, y te quiero besar, pero me pongo el cinturón de seguridad para evitar cualquier movimiento involuntario. 
Dios un par de vueltas, no hay agentes para depositar dinero, dan las 7 pm, llamas a tu madre, le dices que vas camino a casa. Yo solo pensaba en no moverme para no dejar ningún cabello en el carro, por miedo a que ella los encuentre...

Llegamos a casa y me dijiste que me cuidara, voltié y me acerqué a ti para despedirte y respiramos el mismo aire, no sé si tú, pero yo me sentí en el mismo infierno y contigo, tú mi ángel. Te besé, nos besamos y nos volvimos a besar, y te mojabas y me mojaba, y me temblaban las piernas, y movía mis manos y te apretaba el pantalón, y querías coger mis tetas, pero eso fue todo. Me dijiste que irías en la semana al depa y que me pasarías la voz por si estoy libre, poder acompañarte. Acepté sin saber cuándo sería y si estaría desocupada. Sí a todo. 

Me golpeé bajando del carro, porque soy torpe. 
Abrí la puerta de mi casa, volteé y te vi. 
Te volví a sentir. 
Y quise correr hacia ti, pero ya había entrado a casa y tu arrancado. 

Nos quedamos húmedos de placer. Yo esperando verte volver, tú, no sé.