jueves, 26 de noviembre de 2015

9:30 am

Hoy vi pasar al amor caminando en sentido contrario a mi. Llevaba zapatos negros y pantalón de vestir gris, camisa blanca sin corbata y blazer negro sin matiz.

Hoy vi pasar al amor distraído, lejos de mi.
Nos cruzamos más nos nos miramos, solo yo supe que estaba ahí.

martes, 24 de noviembre de 2015

Borrador.

Probablemente no lo hayas notado, pero te esperé. Esperé meses por amanecer a tu lado, sentir tu piel en mi piel, pasar la noche abrazados, entrelazados; respirar el mismo aire: respirarte, amarte y una vez más, esperarte. Amanecer junto a ti, besarte, hacerte el amor con tan solo mirarte.

Me alegra que no lo hayas notado, porque pasé la noche esperando el amanecer. Imaginaba rozar tu cuerpo con mis dedos, acariciar tu rostro, tu cuello, tus hombros, tu pecho. Dibujar el camino con besos. Te tenía de espaldas contra mi, mis manos reposaban en tu cintura y morían por atrapar tus senos. Te tenía contra mi, mi miembro encajaba sutilmente en aquella hendidura, nuestra respiración se acompasaba con el viento y nuestros corazones bailaban fuera de nuestros cuerpos. Te tenía contra mi, dormida, tan llena de paz, tan llena de mi. 
Me quedé dormido imaginándote, teniéndote contra mi.

Cuando desperté te encontré mirándome, acariciándome sutilmente. Rozabas mi rostro con tus dedos, dibujabas líneas en mi cuello, curvas en mis hombros y un corazón en mi pecho. Te tomé la mano y la apreté contra mi, te besé la frente y sentí como tu piel se erizó.
"Buenos días, mi amor." Buena vida, para los dos.

"No me has hecho sufrir, si no esperar." 
- P.Neruda

viernes, 20 de noviembre de 2015

Bitácora.

Hubiera sido perfecto enamorarnos un viernes por la noche, cuando el cansancio abruma y las ganas de dormir nos ganan. Que llegaras con una botella de vino a mi casa, pidieras permiso a mis padres para raptarme por un par de horas y escaparnos lejos, tomados de la mano, abrazados con el alma.
Llegar a un lugar cómodo, sentarnos uno al lado del otro; despejar el cielo con sonrisas, abrigarnos con besos y caricias; contarnos la semana, las veces que peleamos por un poco de tiempo y espacio. Brindar por el amor que nunca nos tuvimos, por las noches que pasamos en vela pensándonos en silencio, sin un mensaje de auxilio o llamada para el olvido. Soñarnos juntos despiertos, pensarnos a futuro, juntos y viejos. 

Hubiera sido perfecto igual que te aparezcas sin nada, con el corazón en la mano y un perdón en la garganta. 
Hubieras sido perfecto si no fueras tú, mi perfecto imperfecto. 

Siempre quise contarte lo mucho que me haces falta.

Ya no te espero, 
pero cómo te pienso, cómo te sueño, cómo te quiero.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Nudo.

Todo se resume a que ya me compartí con muchos, y que nada me llena ni me satisface.
El amor que espero recibir jamás nadie me lo dará, quizás la valla es muy alta e inalcanzable.
Me siento usada, poco valorada, insuficiente para quien se atreva a "conquistarme". Cabe decir que ya nadie lo hace.
Nadie se toma el tiempo de conocerme, de enamorarme, de percatarse en mis heridas e intentar sanarlas, aunque sea con algo de calor.

La soledad mata y los demonios amarran. 
Mi alma está perdida, divagando entre el cielo y la tierra, esperando encontrar un cuerpo limpio, no tan dañado como en el que habita.

No espero un príncipe de cuento, pues no soy la princesa anhelada; ni un animal disfrazado de sapo para besarlo y transformarlo en algo parecido a un amante perfecto. No espero porque no hay tiempo, no espero porque nada de lo que hay quiero.
Ojalá todo dejara de ser mentira.
Ojalá me encuentre de nuevo.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Nota:

Debes entender que no vas a recibir más amor del que tú mism@ puedes darte.

lunes, 26 de octubre de 2015

Pasajero.

¿Qué precio tiene el olvido?
¿Cómo recupero el tiempo perdido?
¿Cuánto más debo esperar para que me dejes de doler?

De todas las cartas que te escribí,
de todas las noches que te pensé,
de todas mis dudas y vacíos,
¿de quién me enamoré?

Te quiero, pero te olvido.

domingo, 25 de octubre de 2015

¿Quién vendrá después de ti?

No es lo mismo enamorarse a los 13, a los 15, a los 18, a los 21 años. 
No, no es lo mismo. Son etapas distintas, ideas distintas, situaciones y sensaciones algo parecidas pero distintas.
En mi caso viví enamorada durante todas estas etapas, pero no exactamente de la misma persona, y tampoco fue mi amor necesariamente correspondido cuando se presentó o creí tener la oportunidad. 

Debo mencionar que soy una eterna enamorada, que se enamora de todo y de tod@s, que soy una persona sensible, extrañamente sensible, capaz de enamorarse hasta del silencio absoluto, a pesar que huyo del vacío existente y busco ruido hasta que me cause fastidio. Y quizás por eso soy muchas veces insoportable, no lo suficientemente estable como para lograr mantener una relación que supere los 4 meses. Soy un desastre. Un hermoso desastre, constantemente incomprendido, o mal entendido quizás, comparada muchas veces con eso a lo que llaman arte: admirado y valorado por algunos, inentendible para muchos.

Solo puedo decir que de mis tres relaciones formales, solo me liberé de una por decisión propia, porque me di cuenta  - a tiempo - que a pesar de que existía compromiso, no se puede atar. Cuando el amor abruma, deja de ser amor, se convierte en posesión. El amor que sofoca y no te deja ser libre en compañía no es amor. Este hombre intentó amarrar mis demonios, intentó caerme bien y encajar perdiendo el sentido y menospreciándose, no hubo tiempo de advertirle, lo mejor fue alejarse y distanciarse de la manera más sana, seguir otro camino, con rumbo y destino distintos. Él me quiso y me hizo saber que me amaba. Yo aprendí a quererlo, pero dejé que se vaya con todo el amor que cargaba para mi, amor que no fue suficiente a pesar de las buenas intenciones. Estuve en momentos, para él, importantes, pero no logré que creciera más allá. Quizás necesitaba tiempo para madurar pero no conmigo, y viceversa; yo estaba descubriéndome y necesitaba tiempo para conocerme, no era el momento tampoco. No era nuestro momento, tan sencillo como eso. Y ahí quedó, se fueron mis 20 - 21 años en una buena historia "de amor", de esas que sirven para madurar, florecer y crecer, comerse una ensalada y salir a correr. 


Mi primer amor fue el más bonito, no sé si el más real, pues tenía 18 años, pero siento que hasta ahora es infinito. Nos conocimos en poco tiempo, y no dudamos en enamorarnos sin importar que hubieran otros dos fijados en nuestro camino. No desistimos y fluimos: "No te prometo nada, solo te digo que vas a ser feliz", y así fue. Un piojo vestido de príncipe me enamoró con su sarcasmo, era obvio que lo que le faltaba en tamaño le sobraba en personalidad y así, pequeño, de piel canela, me enamoró de la manera más sincera que hasta ahora no recuerdo, si no es por Facebook y su bendito historial, que me saca día a día recuerdos que provocan en mí estúpidas sonrisas y una felicidad extrema, a pesar de que la presencia de este individuo no se asome, ni por casualidad, en mi camino. 
Cuando lo conocí era un chico que estudiaba ingeniería industrial, carrera que logró abandonar sin el entonces "permiso" de sus padres, para convertirse próximamente en psicólogo, y vaya loca con la que logró mantener una relación no mayor de 3 meses, 3 semanas, algunos días. Mi romántica y apestosa (por no decir "melosa")  historia con él terminó por culpa de mis inseguridades, que hasta el día de hoy me siguen trayendo fracasos existenciales. Gastaron toda la paciencia de este hombre que se enamoró de mi a ciegas, y me lo demostró hasta el último día - cita que planeé sabiendo su final - llevándome de la mano mientras lloraba, embarcándome en un micro para olvidarme y no volver a buscarme jamás. Quizás la historia hubiera sido distinta si no hubiera sido tan ruda conmigo misma, si hubiera madurado de golpe en el segundo en el que él permitió que me perdonara por haberme hecho tanto daño, pero todo cansa, todo colma y las oportunidades se acaban. La vida sigue, la vida continúa y ya, se acabó, no hubo más. (Ni habrá).


Del último amor, no sé. Es el presente, aunque quiera aún no se va. Me ensimismo en la idea de no regresar con quien hace exactamente un año me traía el mundo de cabeza, y no es por mi, es por él, porqué logró desenamorarme de la misma manera en como me enamoró: con su ausencia; de la manera más cobarde jamás nunca antes aplicada en mi historial de amores perdidos: la falta de interés y beneficio propio, simple egoísmo o miedo, simple miedo. En verdad, me hago la idea de no regresar con quién no hay oportunidades, pues si verdaderamente quisiera recuperarme, ya hubiera hecho algo por reconquistarme y ni el intento, si quiera. Ve tú a saber... 
Llegó de la manera más inesperada, cuando había perdido por completo las esperanzas, cuando había decidido tomarme un tiempo para mi, para conocerme y disfrutarme, en el pleno conflicto existencial conmigo misma: en ser y dejar de ser; en mi gloria, cuando logré alcanzar un equilibrio cuasiperfecto y mis tan queridos 56 kilos, anorexia cerebral que llevaba desde antes de mi primer fracaso amoroso. "A mi me gustas así, pero si subes un poquito más de peso, me derrito como la mantequilla", y partiendo por eso ya no sé en qué momento me enamoré y perdí el rumbo de mis objetivos y de lo que verdaderamente quería. Empecé a caer un círculo vicioso, de complacer netamente a quien me cortejaba para pasar a un segundo plano, con la única satisfacción de ver una sonrisa en su rostro y un retroceso en mi avance personal y búsqueda de la estabilidad mental. Atravesaba por un cambio importante en mi vida, me había alejado de lo que restaba, tomé la decisión de cambiarme de carrera y empezar una vez más desde cero, descubrirme y aceptarme, pero todo se puso de cabeza cuando por darle comodidad y tranquilidad a quién quería para mis próximos días fue mi único motivo para respirar: vivir para él y por él, inconscientemente escapando de mis principios. No fue su culpa, fue culpa de mi inmensa capacidad de amar y entregarme al otro sin recibir nada a cambio. Descubrí lo que es el karma, que no necesariamente recibiendo daño, no tendría por qué haberlo recibido si cuando me alejé de mi ex fue por beneficio mutuo, pero es verdad que se necesita pasar por situaciones algo similares para poder entender a quién alguna vez dijo que te amó tanto.
No todo fue negativo para conmigo, por momentos me sentía acompañada (solo por momentos) y ese amor que imaginé me llenó de ganas para desempeñarme en otras actividades. Recobré la fe y mi acercamiento a Dios me dio esa paz espiritual que tanto necesitaba y me hacía falta en mis ratos de soledad, de alguna manera empecé a disfrutar cosas sencillas, momentos familiares, situaciones particulares. Admiré a este hombre por la capacidad y bondad que reflejaba, porque lo creí superhéroe y lo enaltecí haciendo de sus besos una religión. Me enamoré del tiempo y de la idea que tenía de él, de nuestros sábados en la pista de baile y de como sus manos se acomodaban en mi cuerpo y bordeaban mi cintura haciendo que mi corazón palpitara al ritmo de su respiración. Pero como dice aquella salsa que nunca bailamos: todo tiene su final, nada dura para siempre.
A pesar que después de haber terminado seguíamos frecuentándonos, estaba claro que mi amor no combinaba con su forma de vestir. Dejé de vivir para él y empecé una vez más a buscarme. Sigo buscándome y espero encontrarme. 

De mis amores pasajeros, sólo uno.
Solía llamarme por teléfono, solía hacerlo...
Solía llamarme por teléfono en las noches que necesitaba de mi amor.

En fin, no creo que a nadie le interese mi situación sentimental, pero ya es domingo y llevo muchos fines de semana sin salir, sólo necesitaba escribir.




miércoles, 21 de octubre de 2015

La lucha constante del YO vs. YO


Lo intento todos los días, todas las tardes, todas las noches, pero me venzo sola.
Lucho contra mi misma, conmigo misma; busco huir de mi cuando lo único que debería hacer es abrazarme eternamente y hacer las pases con mi cuerpo, con mi alma.

Llevo dos días necia, retrocediendo e intentando destruir lo que en mucho tiempo me costó lograr: equilibrio. Soy mi propia enemiga, y quién más que yo puede causarme tanta destrucción en pocas horas.
Ayer, cuando terminé de embutirme esa hamburguesa sonreí, y no exactamente de placer, si no de convicción, de que una vez más había fracasado. Salí del recinto colorido en búsqueda de algunos ojos que se compadecieran de mi, y fue donde mi cuerpo inerte se desplazó hacia la heladería, pidió una copa con nombre de mujer y, sin vergüenza, un miserable vaso con agua. Estaba hecha. Intente disfrutar el segundo aperitivo, y en el proceso recordé mis intensas sesiones de ejercicio y las veces que negué aceptar un plato de comida de casa, ensimismada en el bendito brócoli y pedazo de pollo sancochado; recordé las noches amargas, de los litros de agua, de las madrugadas corriendo hacia el baño por aquellos laxantes empipados la noche anterior, el nerviosismo en mis manos, la palidez y toda la mierda que produce mi estado mental. Terminé por disfrutarlo, total, lo hago rara vez al año.
Me dije que no volvería ocurrir, que volvería a la rutina saludable y dejaría, una vez más, el mal hábito de buscar amor en porquerías.
Pero no, no fue así. Cuando te metes a esta cojudez, se pierde el control y, como era de esperarse, volví a caer. Esta vez gasté menos dinero para saciar el delirio, pero dinero mal gastado al fin y al cabo.

Quiero salir, quiero huir de mi cuerpo una vez más. No me culpo por ser tan infeliz, buscando la perfección en donde no cabe perdón.
¿Cuándo empecé a caer en este juego estúpido de complacer a mis entrañas cuando en verdad lo único que necesito es alimentar mi alma?

Otra vez soy yo vs. yo, y quiero volver.

jueves, 15 de octubre de 2015

Quincena.

Me gustaría no pensar en ti como inconscientemente lo hago.
Muero por llenarte de detalles, los cuales alguna vez me dijiste que no merecías.
Me hiciste saber que no te sentías cómodo con todo el amor que te demostraba y no supe qué hacer, te dejé ir sin saber qué hacer.

No sé si te extraño, si nos extraño o me extraño en ti, pero te recuerdo siempre, a pesar que siga en el intento de olvidarte.

Porque te olvido pensándote, te pienso intentando olvidarte.

domingo, 17 de mayo de 2015

De todas mis libertades, tú eres mi límite.


Te tuve en mis manos, sentí erizar tu piel. Hacía mucho que no vibrabas con aquella intensidad, logré que te retuerzas de placer.
No te besé, sólo te acaricié. Y en el momento en el que conseguí te rindieras ante mi ser, te dejé ir, pues solté la cuerda para dejarte caer. Supiste sostenerte, te aferraste a mi, sentiste el peligro, y aún así te dejé caer. Te dejé caer, pues estaba seguro que mi regazo te iba a sostener. Te atrapé en el aire, perdiste el miedo, cuidé que tu cuerpo no sintiera la frialdad del suelo.

Te mantuve conmigo y seguí el juego, continué acariciando tu espalda, marcándola con sutil detalle, delineando tu musculatura, cada curva, cada hendidura. Te tuve y te mantuve, jadeando de placer. Recuerdo como te retorcías y sonreías, como te derretías, como deleitabas a este masoquista envenenado, sé te gusta jugar a que soy tu esclavo. Obediente a tu alma, no me detuve al bordear tu cintura, perdido entre los pliegues de tu piel, en tus lunares interminables que me derivan cerca al nacer de tu miel. Es tu belleza absoluta que en la oscuridad hace palpitar a este vagabundo, eterno esclavo de tu piel. Esa suavidad infinita, aquella sensación de refregar mis manos sobre tu cuerpo, danza mortal para mis dedos. Me contuve, te contuve, nos perdimos en el camino y nuestra conciencia se perdió en el olvido.

Me tienes para cuando quieras, para abrazarte y soltarte las veces que quieras.
Me tienes para hacerte volar en el viento, acariciarte y mecerte, dueña del tiempo.
Me tienes para llorarte, para mojarte y embadurnarte.
Me tienes cuando quieras, porque contigo perdí mi libertad, tú pusiste el límite, y el limite en la oscuridad no existe. Existes tú, existo yo. Que se joda el mundo, somos reyes del universo absoluto.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Y es que jamás encontrarás a alguien como ella.

No soy santa de tu devoción, sé que es a ella a quién le rezas antes de dormir. No niegues que no piensas en ella, que la buscas en mi, pero claro, no la encuentras, porque no soy ella, ella no está en mi.

Deja de buscarla en mi, te aviso que aquí no la vas a encontrar.
Ella se fue y si ha de regresar te avisará, pero deja de buscarla dónde no está.
Déjame mejor, date cuenta que no soy para ti, y huye lejos, apártate de mi, ya mi tema lo solucionaré con el viento. Deja de buscarla en mi ojos, en mis labios, en mis manos y en mi cuerpo, déjame a mi y ve por ella. Anda, ve y búscala, encuéntrala y abrázala, bésala y hazla tuya, total, en mi ya no encuentras nada.

He intentado ser lo que has querido, me he convertido en lo que me has pedido, y ni así. No funciona, ya me di cuenta que no eres para mi, que no soy para ti y qué, ¡vamos! terminemos con esta farsa de una vez.

Lo que alguna vez nos pareció amor, hoy es distancia. Distancia que nos separa, distancia que nos aleja. Anda, vuela, siempre has sido libre, tienes la reja abierta.

viernes, 8 de mayo de 2015

Carta #22

A veces tengo miedo de contarte que me siento débil de vez en cuando, porque mereces a una mujer fuerte que te acompañe, que no se rinda ante nada, ni nadie.

Debo confesarte que lloro por las noches, que me siento vacía a menudo y que pierdo el control sin razón aparente. Constantemente me siento insegura ante el mundo y, si por mi fuese, me quedaría días en la cama, sin moverme, sin sentirme, sin mirarme en aquel espejo que destruye mi mente.

A veces, casi siempre, me ahogo en mis problemas y siento el mundo acabar,mas cuando eso sucede huyo de mi y me escondo detrás de mis miedos, miedos que no me dejan disfrutar del tiempo, que me agobian y me llenan de inseguridades, las cuales detesto.

Lamento encontrarme tan triste el día de hoy.
Lamento no ser la mujer que esperabas.

lunes, 27 de abril de 2015

Cuenta Regresiva.


No puedes de dejar de ser quién eres por miedo, no puedes dejar de bailar mientras tengas alas para volar, Palomita.



No creo estar lista,
pero el tiempo apura.

No creo que esto que siento sea miedo,
es curiosidad y ansiedad por saber qué es lo que vendrá. 

No hay mucho por hacer, 
solo continuar.
Si algo se puede remendar es un alma descosida, 
llena de vacíos y soledad.

No hay que dejar pasar oportunidades, 
hay que moverse y hacer,
hacer más por nosotros y por aquellos que se lo merecen.
Si algo te preocupa, asegúrate de no haber entregado tu alma,
pues es lo único que te pertenece y es aquella fuerza que te mantiene vivo.
Si crees haberla entregado no te sientas perdido:
toca tu rostro, siente tus manos, abraza tus brazos, tu cintura;
intenta tocar tu espalda y busca en tu cuerpo tu ombligo.
Acaricia tus piernas, y date cuenta que te tienes, no te has perdido.
quererse levantar por las mañanas y encontrar un motivo para sonreír.
Siéntate para bailar tondero e inclínate para el coqueteo, deja que tu pareja te acompañe y te coloque el sombrero.
Ponte los tacos y lánzate a bailar, morena.
Coquetéale al zambo caporal y has que esa falda se mantenga en el aire.
Siéntete volar.
Siéntete amar.
toma un vaso de agua y ve, corre sin parar: ni te detengas para respirar.
Ahógate con tu propio aire y redescúbrete, siéntete, ámate.
que la gente disfrute de tu felicidad y quiera ser tú en ese momento.

Hacer más no significa entregar más,
hacer más significa ser y estar.

Si en algún momento entregaste de más, no te aflijas,
se entiende que la locura del amor se apodera de la situación. 
Somos humanos, seres inteligentes que perdemos la razón con la cabeza caliente.


Si te equivocaste, reconoce y mantente fuerte,
que nadie más que tú sea el motivo. 

Quizás es bueno darse un respiro y volver.
Volver a nacer cada cierto tiempo,
re-descubrirse y amarse como la primer vez que te viste al espejo,
cuando de niño no existían los complejos.

Amar es la cosa más hermosa del mundo.
Amar sana, amar cura, amar adormece.

Hay que volver a quererse,
No hablo de andar como payasos todo el día, aparentando ser quienes no somos.
Moléstate contigo cuantas veces sea necesario, pero no te lastimes.
Vuelve pronto, Palomita.
Vuelve a bailar marinera, a mover las caderas al ritmo de una cumbia sanjuanera.

Llega a casa y ponte zapatillas,
Sonríe, y qué importa si la gente piensa que estás loca,
no hay mejor placer que gozar de uno mismo.

Sonríe que eres hermosa,
Siéntete libre,
que nadie se atreva a arrebatarte eso que te hace única. 
Que nadie te diga que no puedes, (a menos que sea tu papá quién te diga que debes guardar reposo por un desgarro en el bicep femoral.)

Volvamos a empezar,
pero no demores. 
Apúrate, 
que el tiempo no espera.

Quiero volver.
Hoy y mañana me verán volver. 

sábado, 25 de abril de 2015

Reflejo de mi amor.


"Anoche sentía como si muchas alas me acariciaran toda, como si en la yema de tus dedos hubiera bocas que me besaran la piel.
Los átomos de mi cuerpo son los tuyos y vibran juntos para querernos.
Quiero vivir y ser fuerte para amarte con toda la ternura que tú mereces, para entregarte todo lo bueno que haya en mi, y que sientas que no estás solo.
Cerca o lejos, quiero que te sientas acompañado de mi, que vivas intensamente conmigo, pero sin que mi amor te estorbe para nada en tu trabajo ni en tus planes, que forme yo parte tan íntima de tu vida, que yo sea tú mismo, que si te cuido nunca será exigiéndote nada, sino dejándote vivir libre... 
Te quiero como eres, me enamora tu voz, todo lo que dices, lo que haces, lo que proyectas. Siento que te quise siempre, desde que naciste, y antes, cuando te concibieron. Y a veces siento que me naciste a mi.
Quisiera que todas las cosas y las gentes te cuidaran y te amaran y estuvieran orgullosas, como yo, de tenerte. Eres tan fino y tan bueno que no mereces que te hiera la vida."


- Carta a José Bartolí, Frida Kahlo,
29 de agosto de 1946.












sábado, 18 de abril de 2015

Diario amar.


No debo buscar; no quiero encontrar, pero cada cierto tiempo es inevitable volver a pensar en lo que fui y lo que soy, porque me extraño a ratos, sobretodo en mi soledad.


Placer inconsciente, aquel que aparece cuando pinto en el viento susurros de amor.
El palpitar de un corazón que al ritmo del amor baila de puntillas, sigiloso corazón que se entrega a la hora de amar.

No he dejado de luchar contra mis demonios, esos que me amarran y me prohíben quererme como jamás me he querido, como jamás me he conquistado, cosa fácil para muchos otros, quienes, sin mucho esfuerzo, lograron apoderarse de mi alma, probando de mi infierno y disfrutando un poco de mi haber y existencia. Gozo pleno de aquellos a quienes les abrí las puertas del paraíso, lugar que ni yo misma me atrevo a aventurar pues me perdería en su inmensidad y, que en verdad, muy pocos han sabido recorrer. Dichoso aquel hombre que logre tocar mi corazón sin usar las manos, bendito aquel que intente enamorarme y huir en el intento.

Mi libertad de amar se ha visto limitada con el paso del tiempo, tiempo que perdí por mal pensar y divagar. Son 21 años que han pasado corriendo, y el vacío existencial es cada vez más difícil de explicar. Puede que haya tenido suerte últimamente, pues me volví a enamorar pero no sé como andar. Por ratos no me siento yo misma y es porque no creo encajar. Será porque soy un mar de emociones incontrolables, marea alta todo el tiempo y constantemente loca por entregar, sentir, palpar, besar, amar... Es notable, vamos a ritmos distintos.

Me encuentro con los ojos cerrados y las manos amarradas hacia atrás, mis labios no se cansan de agradecer su existencia, y esperan a diario una respuesta, respuesta que no llega y yo terca, terca sin cansarme de intentar. Algo debo hacer para hacer sentir mi ausencia, quizás así me demuestre que me quiere como quisiera que me quiera. Porque me quiere, me quiere por ratos, rara vez en mi ausencia. Y me hace falta su calor, será porque algunos nacen para ser amados y otros, simplemente, no nos cansamos de amar, porque somos insaciables, somos inmortales y ahí viene el problema sin solución: el amor correspondido a medias y esa angustia de no saber, la soledad.

Ahora, como siempre y, aunque no la quiera, me acompaña constantemente. La soledad ha sido siempre mi fiel compañera. Y no, no estoy sola, tampoco triste, menos feliz, es un estado difícil de describir ya que por momentos me siento a morir, como en otros respirar no me alcanza para existir.

Necesitamos un respiro hasta de nosotros mismos, dejar de vernos por un tiempo y desaparecer. Volver a lo básico y a lo que nos hiere, hacer daño para volver a sentirnos humanos. Necesitamos volver a bailar desnudos, sobarnos con lo que tengamos enfrente o detrás, cortarnos apropósito para recordar qué placer había en jugar a no quererse; a dejar de comer por puro capricho, a masturbarse sin pensar en nada, a llorar sin control hasta quedarnos dormidos. Amanecer con el alma partida y extrañar. Palpar, sentir ese hueco en el pecho, ese miedo a vivir. Despertar sin respirar, vivir sin sentir y volver a empezar. Ducha fría, mucha ropa y salir a caminar. Neblina, malecón, piedras, mar. Teatro, cine, café y un minuto para amar. Encontrarme en ti mientras besas mi lunar, encontrarte en mi cuando te miro descansar. Dormir en tu pecho y despertar junto a ti, amarte el resto de mi vida, porque eres mis días y mi razón para sonreír. No quiero volver a ser el desastre que algún día fui y muero por pasar horas contigo así sea en silencio escuchando los grillos. Quiero pasar contigo lo que me resta de vida, vida que cambie gracias a ti.

Quiero compartir contigo mi neblina, mis paseos por la ciudad. Ir al teatro, visitar una galería de arte, sentarnos en un parque a respirar. Invitarte a cenar, llevarte a bailar. Quiero dormir a tu lado y entre tus brazos, respirar tu aire y que me quieras así, así como jamás me has querido, así como siempre yo te he amado.

Quiero compartirme contigo, quiero que me ames como soy, con mi locura y eterna adicción.
Espero no sea mucho pedir, llevo esperándote mucho tiempo.




sábado, 11 de abril de 2015

Mi semana.

- Si lo sé. Dependo de su voluntad, de su tiempo y su sueño.Él manda aquí, yo obedezco. Todo mal. Todo de cabeza.
Estoy enamorada de su ausencia. 
- En cierto modo, eres la novia perfecta, soñada por todo hombre. Quién no quiere una flaca que este así de enamorada, que diga esas cosas y que las haga, es un sueño.


Me encuentro releyendo el texto y no me encuentro. En realidad no creo ser tan buena como dice el resto. Me gusta querer y que me quieran en exceso. Pero jamás es reciproco.
Siento un poder absoluto, dudo que alguien pueda llegar a amar con tanta intensidad, tal como lo hago yo, y sí, debería aprender a dejar de esperar. 

Entrego mucho desde el primer momento y debería aceptar que es un error. Creemos merecer más de lo que tenemos pero si no entregamos qué, da igual.
El amor es complejo, y no pretendo definirlo sin antes averiguar que es lo que me lleva a sentirlo. Es profundo si se le quiere dar forma, es agridulce si se le da sabor, es invisible cuando uno es ciego y ciegos somos todos, ya no hay que pedir perdón.

Los domingos son tristes, quieras o no. Estés o no estés el vacío no se llena con migajas de amor.
Lamento decirte que no soy de las que amarran, soy de las vuelan y dejan volar y no importa si no regresan, soy yo la que vuelve siempre, pidiendo perdón. No hay valor a reclamos, mas si, con justa razón, espero tu regazo, pues todo te lo he dado y no sé si lo habrás notado...

Y bueno, que importa si no, el resto lo ve y lo valora. Me vale nada estar contigo sin ti, pues vivo extrañándote desde aquí. Que ya me acostumbre a tu ausencia los sábados por la tarde y los domingos antes de dormir. Que a partir del lunes los días son rutina y verte un día así es coincidencia para los dos. Que los martes se hicieron para dormir lejos de ti y sin ti; que los miércoles te escribo esperando que llegue el jueves, para poder saber de ti un viernes y si tengo suerte, un sábado te abrazo, te beso y te entrego todo de mi, para que me abandones por tus responsabilidades, mientras yo huya siempre de las mías, esperando siempre lo mejor de ti. De mi qué, si contigo corte mis alas para regalártelas a ti. Que te las pegué sin costura, para que no se te haga tan difícil el próximo vuelo a partir.

Que mis días son los mejores y peores desde siempre y, en realidad no sé si estás aquí. Que no me conoces lo suficiente ni yo a ti pero sé que los amantes se entienden así: sin muchos gestos, ni palabreo. Que lo nuestro no sé si será eterno, pero mientras tanto bailemos, bailemos descalzos, y si es posible, sin los pies; quitémonos la ropa y disfrutemos, disfrutemos de cada momento que no pasamos juntos, o que nos acompañamos a la distancia con el pensamiento.