domingo, 11 de diciembre de 2016

32 semanas.

Están sentados uno frente al otro. La miras mientras te habla, le acaricias el rostro, ella se sonroja y baja la cabeza, la mirada, te sonríe mientras la tomas por el mentón y le levantas la cara, te mira y tú no titubeas en decirle que es hermosa. ¿Lo es? Le besas la frente, ella te toma de la mano, la lleva hacia sus labios y la besa. Te acercas; se besan.

Los imagino, los pienso, ¿qué estoy haciendo?
Te siento, los siento y me duele, no debería, pero me duele: duele imaginarlos, duele pensarlos, me cuesta no soñarlos, no idealizarlos.

Tengo un hueco en el pecho y lágrimas en los ojos.
Perdón por esto.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Sin memoria

Ella sólo pide que la quieran.
Ella sólo quiere un poco de amor.
Ella está confundida, y lo único que tiene claro es que no quiere sentir más dolor.

No recuerda con exactitud cuando fue la primera vez que dejó que la tocaran bajo la falda, 
no recuerda la primera vez que dejó que de ella abusaran. 
Niña ingenua y confiada. 

Ella era la visita de los fines de semana, él la sentaba en sus piernas y sobre estas se balanceaba. Él lo disfrutaba, ella sólo cabalgaba, dentro de su inocencia no diferenciaba lo correcto de lo insano: le acariciaba las piernas y a ella le gustaba.
No recuerda el momento en que su madre, algo alterada, la levantó en brazos cuando con una niña mayor jugaba a tocarla, no recuerda si quiera la vez en la que un niño de la misma edad la arrinconó para besarla y manosearla. Tampoco tiene recuerdos de las veces que fue agredida en el colegio durante horas de clase, de la vez que un amigo le rompió los lentes en la cara al golpearla con un folder solo porque, según él, no era agraciada. 

No, no quiere recordar las veces que escuchaba comentarios de sus compañeros en el recreo, diciendo que tal o cuál era la más bonita, lista donde ella nunca figuraba. Olvidó el momento en el que Johanna le pegó un chicle en el cabello y le dijo que el cabello largo era un estorbo, que debía cortárselo porque así se le vería bonita. 

Intenta no recordar la primera vez que, después del almuerzo, se metió dos dedos en la garganta para vomitar un plato de ensalada. Por suerte, en su cuerpo ya no quedan marcas de las heridas que tenía a la altura de la cintura por amarrarse una correa ajustada. 

No existe memoria alguna de la vez que, a la fuerza, le hicieron "el amor", mucho menos de aquellas caminatas largas rumbo a casa, luego de ser "consentidamente" abusada por un joven del cual ella creía haber estado perdidamente enamorada.

¿Qué va a recordar todo el daño que ella sola se hizo por querer sentir amor?

Le cuesta caminar derecha, le es difícil caminar con la mirada en alto.
Hoy miró su cuerpo desnudo frente al espejo, y se preguntó qué había hecho todo este tiempo.
Ingresa a la ducha y deja caer sobre ella agua helada. 
Llora, llora desconsolada.
Siente un hueco en la boca del estómago, grita de dolor y se pregunta por qué, por qué; 
junta su frente contra la pared y golpea el revestimiento de cerámica,
gira sobre sí, deja que su cuerpo se resbale con el agua, y sentada se abraza las rodillas,
pone sus labios sobre ellas y se besa, se besa mucho como si se quisiera.
Trae un moretón en la rodilla derecha y, por suerte, no recuerda qué fue lo que sucedió para que lo tuviera.




domingo, 6 de noviembre de 2016

Memorial Dominical


24 julio 2016

Sería bonito poder compartir contigo, poder tomarte de la mano y caminar juntos... Es algo que me gustaría poder vivir. Me gustaría prometerte eso pero, lamentablemente, no puedo.
¿Sabes lo que siempre sueño? Estar caminando de la mano, que te adelantes y luego voltees sonriendo.


Me ha pasado que siempre soy yo quién va más allá, que sobrepiensa las cosas y hasta llego a imaginar situaciones fuera de la realidad. En muchas oportunidades me he quedado colgada pensándote e imaginándote, y siento que puedo traerte con la mente. Pensé que solo me pasaba a mi y no a ti, pero después de esto ya no sé qué pensar. Y sí, es la situación más extraña pero bella que me ha tocado en la vida. Ahora que estaba en la playa, me perdí en la infinidad del mar: la calma, la brisa, el escaso ruido del vacío inmenso que ocupa el lugar, cerraba mis ojos y juro que podía sentirte, se me erizaba la piel de pensar que algún día pueda percibir tu aroma, verte a los ojos, rozar nuestras manos y reírme frente a ti, ponerme evidentemente nerviosa y no saber qué hacer... 
Qué circunstancia para más bonita, qué bonito haber coincidido así. 
Si pasó, seguirá pasando o pasará no sé, pero este presente, a pesar de la distancia, no lo cambio por nada.




sábado, 5 de noviembre de 2016

Pedazo de Infierno

Andamos tomados de la mano caminando alrededor del parque, como si fuéramos dos niños enamorados, sin rumbo ni dirección, con basta soledad y sin amor.
Noviembre, madrugada, humedad, pista, taxis, vereda, en la esquina a la derecha, postes de luz, cables que cuelgan, puertas, ventanas, escaleras, barandas, gente que habla, perros que ladran, en la esquina a la izquierda, motocicleta, patrulla de serenazgo, semáforo en verde, cruzamos la esquina, árboles, bancas, pared amarilla, te detienes: mis ojos en tus ojos, mis labios en tus labios. Reposas tu cuerpo sobre la parte trasera de un auto, sin cuidado, me jalas hacia ti: tus manos bordean mi cintura, mis manos reposan en tus hombros. Te miro, me miras; sonríes y suspiras. Me aprietas fuerte contra ti y me besas, te llevas mi aliento, te llevas mis verbos... Que vamos muy rápido, pero nunca hay tiempo. Mientras con una mano te aflojas la correa, diriges una de mis manos con la otra y haces que te estruje el miembro,  Desabotonas el pantalón mientras deslizo el cierre hacia la parte inferior. Te beso el cuello, me coges las tetas, estoy excitada, traes mi piel erizada; me peñizcas, te muerdo... Que te la chupe ahora que no hay nadie, me dices, y yo sonrío, obediente, me agacho, de cuclillas te beso, y te empiezo a lamer arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba. Te chupo los testículos, y tu pene se subleva. Te miro desde abajo, y lo disfrutas, cierro los ojos y te la chupo completa, me atraganto, y siento que me ahogo, mientras lloro. Me agredes, me jalas del cabello, me empujas la cabeza, te escucho jadear, intento parar, me tiras una cachetada y abro los ojos. Te miro e intento hablar, me pides que siga, te escupo y continúo, te masturbo y me la vuelvo a meter a la boca: tengo los labios hinchados y la garganta dilatada, me vuelvo a atragantar porque me obligas a hacerlo, mis ojos lagrimean, pero no me detengo. La chupo, la succiono, la vuelvo a sacar y golpeas tremenda belleza mis labios... Mi lengua acaricia, mi labios besan y mis manos no dan tregua... ¿Que si quiero que te vengas? Qué pregunta tan obvia. Estamos al limite, se escuchan pasos, un claxón, me dices que me pare y no refuto, me reincorporo y me cuelgo a ti y me besas, y me tomas de la cabeza, y me acaricias el cabello, y me abrazas y no me sueltas y siento que te quiero, que me quieres, pero debemos terminar. Pasaron dos autos a poca velocidad por la pista, personas por la vereda. Silencio. "Agáchate", me agacho y te veo venir sobre mi, en mis labios, en mi cuello y en mi pecho, líquido blanco y espeso, Me levantas el mentón, y no cambiaría semejante humillación por un momento así, esa sonrisa tan plena, repleta de satisfacción. Y te quiero un ratito más, para mi, pero no, debemos huir el uno del otro, porque tengo claro que no eres para mi y que yo no soy para ti. Coincidimos así, para vernos a escondidas, para querernos sin amor y de a poquitos, sin pertenecernos, porque es así y no hay remedio, no hay agua que apague este fuego. No sé cuantos años vamos quemándonos en este infierno, infierno del que quiero huir para siempre, pero siempre vuelves. Y qué hago, si no te quiero, pero te tengo y me tienes, qué hago, si siempre vuelves.

martes, 25 de octubre de 2016

Lejos.

Nos sentamos en la parte trasera del auto, me pidió que me sentara encima de él y yo me negué.
Me cogió por entre las piernas, me recogió el pantalón y me empujó hacia el asiento, no le bastó con haberme manoseado las tetas e intentar marcarme el cuello que cogió mi culo y se abalanzó sobre mi..

Rozó su pene en mis labios inferiores, y hubieran  visto la sonrisa que tenía al darse cuenta que andaba mojada bajo la truza. Arremetió contra mi, tenía ya dos dedos dentro y se sorprendió de una manera alucinante cuando empecé a menearme. Se alocó, abrió los ojos y, en su locura, me preguntó cómo hacía eso, que qué se supone que era lo que hacía con mi vagina que sentía que le apretaba los dedos.
Me rogó para meter su pene y venirse dentro.
Le apreté la mano, logré sacarla de entre mis piernas y no dudó en chuparse los dedos, para luego dibujar mis labios con ellos...


Si supiera que todo el tiempo que estuve con los ojos cerrados era porque pensaba en ti, y que si me mordía los labios era para no pronunciar tu nombre, porque no imaginaba a nadie más que no seas tú en mi... Si supiera, tal vez, no me quisiera.

jueves, 20 de octubre de 2016

Hoy, más que nunca, deseé ser violada.

Salí de casa con la intención de correr, tenía en la cabeza mil demonios y necesitaba desfogar el estrés. Mi celular estaba sin batería así que no hubo música esta vez, lo dejé en casa cargando y me aventuré por salir así.

Mallas negras y polera turquesa, no estaba en mi onda hoy, pero necesitaba respirar diferente. Llevaba media hora caminando, definitivamente mi cuerpo no funciona sin música cuando se trata de correr. Hacía 10 minutos que él iba tras de mí, hablando entre dientes, no sé, no le presté atención porque creía que, al igual que yo, tarareaba alguna canción. Llevaba demasiado tiempo cerca de mí así que apresuré el paso, él también aceleró. Por unos segundos me nublé, a mi cabeza vinieron recuerdos absurdos y mi estado de ánimo cambió en cuestión de segundos: ya me encontraba agitada, con el corazón a mil, ojos llorosos y el alma queriendo salir de mí…  Cuando de pronto, aquel hombre extraño pasa al lado mío, empujándome. Supuse que estaba apurado y no dije nada, me sacó del estado soso en el que me encontraba, pero para cuando reaccioné, ya era tarde: lo tenía frente a mí, apuntándome con una pistola en el estómago: “No digas nada y dame tu celular”, susurró. No pasaban carros, no se escuchaba gente; me quedé inmóvil, tenía ese fierro acuñado en mi estómago y cuando quise responder que no traía celular, repitió la frase, esta vez escupiéndome saliva en la cara: “¡Dame tu celular, carajo!” Cogí el fierro de la manera más absurda, arriesgándome a que jalara del gatillo, alejé el arma de mi cuerpo y le grité que no lo tenía, me moví hacia un lado y me bastó parpadear para encontrarme sometida al cogoteo. Me arrinconó en una reja negra, sentí su miembro erecto rozando mi trasero, sus labios pegados en mi mejilla derecha, mientras una mano colocaba el arma en mi boca, la otra se metía entre mis piernas. No lo voy a negar, me excité. Lancé una carcajada y le pregunté cual perra en celo “¿Me quieres cachar?” y fue cuando me lamió la cara. Cerré los ojos y no pude sentir más que asco, en ese momento (me) deseé lo peor. Le cogí duro los huevos y le dije “Cáchame, pues”, mientras una lágrima caía sobre mi rostro. “¿Quieres que te cache?” Me sentí perdida. Recordé mi primera vez, recordé la vez que un cerdo asqueroso me violó, recordé el dolor, recordé su rostro de placer, recordé el silencio, recordé mi llanto y el momento en donde me pidió perdón seguido de un “no quise hacerte daño”…
El tipo me soltó, yo aún seguía pegada a la reja, pude ver como se metió la pistola a la altura de la cintura, entre su estómago y el elástico del buzo, mientras no me quitaba la mirada de los labios. Me cogió el culo, me dio una nalgada y cuando intentó acercarse a mi rostro, volteé la cara, la metí entre la reja, con la intensión de meterme dentro de ella y se fue, se fue. No lo sentí más, se fue, solo se fue. Tuve miedo de voltear, tuve miedo de seguir respirando si quiera. No tengo idea de cuánto tiempo estuve con la frente metida en esa reja. Aún sentía sus manos en mi cuerpo, aún sentía el fierro en mi estómago, su aliento a marihuana en mi rostro… 

Me senté en la vereda, al pie de la pista; me abracé a mis rodillas y deseé estar en casa. El cuerpo me dolía, tenía miedo de abrir los ojos. Escuché tres veces el ruido de un claxon, me atreví a levantar la cabeza y la luz de una camioneta me apuntaba la cara. Me paré de inmediato y caminé, caminé a casa media viva, media muerta. 

Hoy más que nunca deseé ser violada otra vez, hoy más que nunca deseé estar ya muerta.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Caprichos de amor.

Pasamos por ese momento en el que estamos conociendo a alguien y nos regala toda la atención posible porque le intriga saber qué hay más allá.
No hay nada como el principio, ni las risas que te saca aún sin saberlo; vivimos alimentándonos de eso.

¿En qué momento dejamos de ser la persona a la que le quieren escribir en el medio de la rutina a modo camuflado para decirnos: "no importa cómo, pienso en ti"? ¿Cuánto es el tiempo dictaminado en el que se puede vivir en ese momento? ¿Esta mal quedarse ahí, medio estático? ¿Cuál es el límite del encantamiento primero con alguien?

Viven ahí y se van.
Pero yo siempre me quedo.
Y siempre quiero que te quedes conmigo más.

Mi universo infinito


12 septiembre 2016

"Sí, existe algo entre los dos, y ojalá, algún día aunque sea podamos vernos cara a cara, conversar de la vida con un café y preguntarte cómo llegamos a este momento...

¿Tan fuerte fueron nuestros sentimientos?

La distancia es tan cruda, la soledad tan dura, y el amor tan fuerte. "


AAA.




martes, 27 de septiembre de 2016

Back up.

No es lo que quiero, yo no quiero que te fijes en nadie más.
Creo que ya te he dicho antes el miedo que siento cuando llega un fin de semana y tienes la oportunidad de conocer a alguien, o en tu tiempo libre, en lugar de estar durmiendo o en casa con tus primos puedes estar saliendo y compartiendo con alguien a quien siempre llamo "real"... Tan igual como yo, ambos podemos tener esa oportunidad y las cosas pueden cambiar en cuestión de segundos. Así como aparecí en tu vida, así como apareciste tú en la mía, igual puede pasar con alguien más.
Queramos o no, se puede dar y no tienes idea cuánto deseo y quiero que eso no suceda. Sería egoísta de mi parte: yo no puedo tenerte, y es obvio que cuando suceda alguna situación con alguien más, el deseo hacia ella será distinto, no será el mismo. A nadie vas a ver como me ves a mi, a nadie vas a querer como me quieres a mi, porque lo que hay entre nosotros es distinto a cualquier otra ilusión que hayamos podido tener, porque por más que pueda parecerme físicamente a quien elijas, la sensación jamás será la misma, porque así como tú eres único, creo yo serlo también para ti.

 Te hice parte de mi vida, sí, yo te busqué, yo propicié todo y tú te dejaste llevar. Jamás pensé involucrarme de esta manera contigo, tan expuesta en cuerpo y en sentimientos. Para cuando ya estabas dentro de mi, había pasado a los mucho seis días de corazones y fueguitos en snapchat, tiempo increíblemente suficiente como para saber que eras quién necesitaba y sin querer, te hice mio, porque te siento mio: cuando despierto y encuentro mensajes o videos tuyos, cuando por ocurrencia o desliz te atreves a postear algo en twitter con relación a esta situación, porque lo has hecho, drogado o no, ambos, lo hemos hecho... Cuando me escribes, me mandas un audio o en vivo un video en donde me cuentas que alguna canción te recuerda a mi, a nosotros, lo mismo que me pasa a mi todo el tiempo.
Para cuando llegaste, yo no quería nada con nadie, sólo conmigo. Estaba saliendo de la peor situación que me pasó en la vida, no apostaba por nadie, ni esperaba a que lo hicieran por mi porque había perdido todo y no tenía nada, absolutamente nada incluso ni para mi. Terminé tan devastada que, por más trágico que suene, me costaba despertar por las mañanas, moverme si quiera me causaba dolor y necesitaba sanar y reconstruirme, recuperarme y hacerme fuerte, cosa que he logrado y puedo decir que me siento victoriosa y orgullosa porque me rescaté y me hice piedra por primera vez, y sin querer fuiste tú también parte del proceso. No te culpo en haber llegado de manera tan rara, pero si me culpo por haberte buscado, sin intención a que fuéramos a involucrarnos de esta manera.

A estas alturas parece que todo se hubiera salido de control, y ambos estamos muy expuestos. No te miento, sí te espero, pero no de la manera en que crees. Me cuesta mucho abrirme con personas nuevas, para esto debes saber que ninguna relación anterior que he tenido he llegado a este nivel de confianza que tengo contigo y esto me parece increíble, tanta química, tanta buena vibra y sin malicia, no hay un interés de por medio, me eres sincero todo el tiempo y, a pesar de haber roto algunas reglas, la sinceridad es la única que no hemos pasado por alto. Esperarte no te condena, no te hace mio, no te impide a que tú hagas tu vida y tomes decisiones para ti y por ti, igual que para mi. Esperarte no es atarte a mi, esperar a que siempre me digas cosas positivas y andemos vinculados y avisados de todos nuestros movimientos. Esperarte es creer que en algún momento nos cruzaremos, que guardo la esperanza así sean meses, años, el tiempo que sea necesario para poder tener la oportunidad de verte de frente, sonreírte y abrazarte. Creo que nuestro tiempo es ahora, siempre presente, porque nadie sabe lo que nos fuera a pasar en segundos, si seguir hablando o derrepente decidamos alejarnos.
No te sientas amarrado a mi por decirte que te espero, así nunca llegues, así nunca se de la oportunidad de tenernos, eres mío de pensamiento y eso me basta, porque te quiero y más que quererte siento que te amo, esto es tan fuerte que no dudaría en sentir este amor cuando tenga oportunidad de tocarte y si no te toco nunca no importa, porque te tengo igual, así decidas irte.

Disculpa por ser tan extensa e intensa, hubiera prefiero escribirte un mail pero no lo tengo(?) Aunque te suene a mentira escribí esto dos veces, y me esforcé en recordar lo que te había escrito la primera vez porque en mi torpeza borré todo. Ya conoces lo lorna que soy, así que para la segunda vuelta decidí escribir en el block de notas para luego copiar y pegarlo por aquí. No quiero hacerte daño, tampoco quiero hacérmelo a mi, pero yo estoy curada, siento que cualquier cosa que fuera a pasarme sería una raya más, y que nada de esto me afectaría, no de una manera increíble porque así lo decido, porque así lo quiero. Quiero guardar esta "historia de amor"como un sueño que puedo vivir todo el tiempo, así no estés, así no esté. Después de esto no sé qué sea lo correcto, si terminar por alejarnos o seguir jugando a querernos con más reglas, con menos sobreexposición, sin provocaciones ni nada...

Por un momento me senté a pensar si esto era algo así como una relación sin aniversarios, a pesar que tengo clara la fecha exacta en que inició el flirteo, pero es como que estamos más comunicados que cualquier pareja que se tiene al lado, tal vez esté equivocada, tal vez me deslumbro porque no me ha tocado nada parecido, y eres mi primera vez en todo sentido.

Está de más decirte que pase lo que pase no me vas a perder, porque me tienes, tienes mi cariño, mis pensamientos y toda la buena vibra que puedo generar entorno a ti, porque te lo mereces, porque lograste ablandarme y enamorarme sin tocarme...

Entre quererte y amarte, tenemos este universo distante.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Alucinaciones.

Acabo de tener la alucinación más real de la vida.

Me encuentro estudiando, con un lapicero que arroja tinta roja al momento de escribir. 
Llegas sin tocar la puerta y pasas sin hacer mucho ruido. Yo continúo en lo mío, mientras te quitas el abrigo, preguntas: “¿Qué haces?” y te acercas a darme un beso, buscándome los labios. Yo sonrío y respondo que me encuentro estudiando. Me quitas el cuaderno que tengo entre manos y lees lo que escribí minutos antes de que te presentaras. Sonríes y me dices que tengo una letra muy bonita. Yo, sentada en la cama, con las piernas entrelazadas, solo atino a levantar la cabeza para mirarte y sonreír, ruborizada, por cierto. Te me acercas una vez más y me das un beso, un beso chiquito en los labios y me dejas, me dejas con ganas de más. Me entregas el cuaderno y te sientas a mi lado... Abro la laptop, y empiezo a escribir. Escribo esto con lágrimas en los ojos porque sé que no es real, porque sé que no estás a mi lado, porque sé que no me ves ni me puedes escuchar, pero yo te siento, a pesar de no estar.


Sé que existes, pero no estás.

sábado, 13 de agosto de 2016

#13 Fui una más hace tiempo

La acariciaste y viste su sonrisa, luego la tomaste por la fuerza, le tapaste la boca, y sobaste tu miembro sobre su cuerpo. La tiraste sobre la cama, le abriste las piernas y sus gritos no pudieron impedir que la violaras.

Terminaste con tu "gran hazaña", y la abrazaste, como si pudieras devolverle el alma en ese momento. Pediste perdón, dijiste que no era lo que querías, que no querías hacerle daño. La dejaste ir, y gracias por eso.

Ella calló, nunca dijo nada y te perdonó.
Ella ya no siente dolor, ella no guarda rencor.
Pero nada ni nadie le quita las náuseas cada vez que escucha a alguien decir "perdón, pero no quería hacerte daño".

martes, 23 de febrero de 2016

220216.

No me cabe duda alguna de que eres el amor más bonito que tengo. Y, por alguna razón descabellada, tengo la certeza de que viviré de ti eternamente enamorada. Siempre lo estuve, pero me ganó la cobardía, el miedo y faltó decisión. No hubieron culpables, solo falta de convicción. Faltó darte luz verde, el ambar solo logró bloquear el destino, tomamos rutas quizás no equivocadas, pero ahí vamos, con rumbo desconocido en carriles paralelos. Mirándonos por ratos, yo pensándote todo el tiempo.

En el presente, nos interrogamos constantemente y nos quedamos con las remotas posibilidades, del "qué sería si hubiera pasado" cuando paso de todo mientras nos encontrábamos con los ojos cerrados.
No puedo decir que te he visto en todas tus facetas, pero te he sentido, pensado, creado e imaginado en muchas de ellas. Tuve tu amor y no lo quise ver, tuve tus ojos, tu sonrisa, tus manos, tu pecho, tus piernas y tu alma pendiente de mi. El mundo da vueltas, así cómo anduviste algún tiempo alrededor de mi. Fui el sol y la luna de tus días y noches, mientras tú eres, aún,  mi universo estrellado. 
Fuimos amantes eternos de un rato, fuimos enamorados no correspondidos a destiempo, eternos por dos años, fuimos amigos sin serlo y nos quisimos menos de lo que probablemente nos queremos ahora. Nos quisimos y nos amamos, por suerte no nos perdimos ni nos olvidamos.

Hubiera querido darte mi tiempo, que te adueñes de mis pensamientos antes de sentir la sensación de pérdida, este vacío que intento llenar con tu recuerdo y las pocas fotografías que tengo de ti, como si coleccionara recuerdos míos, cuando en realidad sólo son compartidos. Me llevé tu romanticismo y tú te llevaste mis sueños y deseos. Eres todo lo que quiero, lo que necesito, lo que me hace falta y te elijo, te elijo como amo y dueño de mis pensamientos, de lo que siento, como fiel domador de la bestia insensata, que actúa sin reflejo, que se deja besar y acariciar, buscando la cura y remedio para volver a respirar.

Es tarde, lo sé, y no debo responder. 
Gracias por cada pedazo de cielo, por cada risa, por cada mirada nerviosa, por cada intento de caricia y admiración constante, por los jalones de orejas y los brazos siempre extendidos dispuestos a recibir abrazos sin sentirnos.

La noche que estuvimos en la playa, que me dijiste que te gustaron mis zapatos, me abrazaste como nunca, y lo único que esperé fue que me besaras. Te sentí mío, te sentí únicamente mío y te bromeé, te reté, provoqué que te acobardaras titulándote de incapaz. En guerras perdidas solo quedan velar muertos, y aquí no hay nada perdido y nuestro amor no ha muerto. 

Estoy enamorada de ti, a la distancia, de tu recuerdo, de lo que aún me haces sentir, de lo que me hiciste vivir. Has sido el mejor compañero de viaje terrenal, eres la mejor compañía espiritual. Quiero que estés en todo momento, imposible que te quedes todo el tiempo. 

Lamento la intensidad, pero hay palabras que los besos logran callar.

domingo, 14 de febrero de 2016

Deberes para ayer hoy y mañana..

Debería vomitar tus recuerdos para olvidar que me gustas, que aún te quiero. Para que una palabra tuya ni cambie ni sane mi mundo. Para que un beso tuyo, aunque en la lejanía, no nutra tanto mi alma y me dé alegría capaz de volver blanco el más negro infierno subterráneo.

Tendría que dejar de sentirte, pero no puedo. Te llevo tatuado con tinta indeleble y, una señal tuya, cual ser mesiánico de una religión reveladora, me basta para olvidarlo todo, para enterrar aquello que fue malo.

Deberías no volver hacerme sonreír, perdiéndome en la búsqueda de lo que no dices y evitas; de esa mirada de azabache que me inquieta, que me confunde; apartarme del puzzle que eres para mi: uno que nunca acabo por la pieza que me falta, esa que no me das.

Y pienso en las mil posibilidades para vomitarte, pero luego apareces con tu simple ser cotidiano, extraño, normal, un tanto ególatra, y sólo soy capaz de ver lo bueno en ti, tu luz, mi paz.

Aquí me quedo yo, pensando en si meterme o no los dedos a la garganta para forzar el vómito, con el deseo de ser la dueña de lo que no dices, de lo que no haces.

Aquí me quedo, con los deberes para ayer, hoy y mañana. Todo lo que escribí mientras no mirabas, mientras no estabas.

martes, 9 de febrero de 2016

Paloma wanna be.

Cada vez que veo a una prostituta le sonrío. Algunas me miran con indiferencia, otras me ignoran, miran a través de mi como si fuera invisible. No existo.

Hoy caminé por sus calles, y me sentí una. Me encanta verlas, observarlas, analizarlas y desvestirlas con la mirada. Me siento identificada. Me veo en ellas. No por su profesión, pero quizás sí por su actitud. Se hacen notar, y tras su inseguridad, se sienten dueñas y libres de su cuerpo, dispuestas a complacer a cualquiera que pague por sus servicios.

Pocas son las veces en que llego a profundizar en sus miradas: ojos vagabundos, llenos de vacíos. Supongo que por más buenas putas que sean, lo que hacen no es por amor, si no por necesidad. Necesidad de vida, dinero. ¿Placer? No sé.

Me gustaría pagarle a una puta y no para que me cautive con su sexo, si no para verla en acción. Más que morbo, es incauta curiosidad. Quiero grabar en mi mente sus movimientos, sus reacciones, sus trucos y afanes. Descubrir su mundo interior. Quiero ver el anhelo de libertad, sentir como son manipuladas y, muchas veces, maltratadas y abusadas bajo consentimiento por sus clientes. Quisiera saber cómo es que hacen para no crear un lazo afectivo con la pareja de turno. 
Valientes, dignas de la porquería. 
Quiero descubrir cuál es el sentido de la vida siendo una puta: vender el cuerpo, complacer al resto. Desvestirse sin tapujo, acariciar cuerpos, fingir orgamos, hacer bien el trabajo, recoger los trapos y vestirse de nuevo.

Quizás en otra vida fui una mujer así, sin-vergüenza. Ojalá hubiera nacido lo suficientemente perra para no encariñarme con quienes me brindan calor pasajero.

domingo, 7 de febrero de 2016

25/26. La búsqueda del todo, encontrando nada.

No existe cura alguna para el desamor. La ley del "un clavo saca a otro clavo" muchas veces es aplicada y, en su mayoría, resulta efectiva. El amor es un estado de locura degenerativa y destructiva, debo admitir que soy adicta. 

He buscado el amor en lugares equivocados, en objetos y personas que, por alguna razón, se aparecieron en mi camino. Nadie anda por las calles buscando satisfacciones personales más que yo. Trato de encontrarme, de hallarme, de reflejarme en todo aquello que está a mi paso y quizás es ahí donde viene el error. Error que me gusta cometer, una y otra vez.

Soy una especie rara, me enamoro de todo y todos, pero nunca a su tiempo. A veces antes, casi siempre luego. 

Si pudiera darme el lujo de regresar en el tiempo me daría una oportunidad, sólo una para darme cuenta de lo equivocada que estado todo este tiempo y, sí, quizás llegue a donde estoy ahora: herida, rota; cuestión de destino en el desatino.

Dejé mis alas en el camino, se las entregué a alguien que merece ser amado más que yo, no por sentirme menos, si no porque hay amores que luchan incansables, son fieles a su instinto y no se desvían del camino. 

Yo estaré bien, de acá a un tiempo, como siempre. Estaré bien, y seguiré en mi búsqueda, solo que esta vez está enfocada al amor propio. Mi equilibrio emocional está es un desbalance total. Me entregué a quienes no debía, y reprimí mi amor para quienes sí lo merecían. Me perdí de mucho conmigo misma y, aunque las calles están distintas, las ganas de volver a recorrer el camino no se han ido. 

He perdido el juego, lo admito, pero no me he rendido. Todos, en algún momento de nuestra vida hemos actuado con cobardía, quizás siendo egoístas para con uno; sigo en la búsqueda y, al fin, hallar un bien común, en donde la tan ansiada felicidad nos colme el alma y nos lleve a fracasar intentándolo, sin arrepentimientos que nos aten. Hay que saber dejar ir, soltar la cuerda y dejar ir.

Si la tierra es el lugar en donde tropezamos, el cielo debe ser en donde hacemos las paces y nos reencontramos.

sábado, 6 de febrero de 2016

viernes, 5 de febrero de 2016

Alas de la Victoria.





Yo quería hacer el amor con él todos los días, recostarme en su pecho con su palpitar como canción de cuna, sentir esa respiración pausada - algunas veces entrecortada - que me refrescaba del hastío y me hacía sentir en paz.

Yo quería despertar en la madrugada y quedarme inmóvil a su costado con los ojos bien abiertos, apreciando la fisionomía perfecta de su rostro. Descubrir sus lunares, contar sus cabellos. Ocupar mis insomnios en sus brazos, desgastar mis ideas para comprenderlo, resumir mi vida en su nombre; yo quería todo con él, ser suya completa, sin ningún contratiempo.

Pero él se cansó de esperar, quizás le resulté aburrida, demasiado entregada, demasiado loca, demasiados riesgos, demasiada carga, demasiado para él que nunca recibió nada. 

No se marchó porque dejó de amarme, se fue porque creyó encontrar a alguien que era capaz de amarlo más - más de lo que en mi momento pude amar.


Estoy en desventaja. Ni en dos años más lograré conseguir lo que ella conquistó en 24 días.
Lo que si me queda claro, hoy más que nunca, es que el amor no se compra con un boleto de avión, y que no existe suerte, lo que necesitas es moverte.


Si andabas buscando la nada más absoluta, felicidades: la has encontrado.





jueves, 4 de febrero de 2016

Tal cual

"Querida, encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Deja que se adhiera a tu espalda y te agobie hasta la eventual nada. Deja que te mate, y deja que devore tus restos.
Porque de todas las cosas que te matarán, lenta o rápidamente, es mucho mejor ser asesinado por un amante.”

—Falsamente tuyo, Charles Bukowski.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Armanda.

Pasado:

"Yo te gusto, por el motivo que ya te he dicho; he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estas agradecido, pero enamorado de mí no lo estás.  Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero entérate bien: no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitas. Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche el agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir. Yo, en cambio, también te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi última orden cuando estés enamorado de mí, y tú obedecerás, y ello será bueno para ti y para mi.
No te ha de ser cosa fácil, pero lo harás, cumplirás mi mandato y me matarás. Eso es todo. No preguntes más nada."

Presente: 
A destiempo.

Futuro:
Tu regreso, lunes 08 de febrero.

lunes, 1 de febrero de 2016

Siempre gana quién sabe amar.


- Ahora podrías volver a bailar conmigo, Harry. ¿O no quieres bailar más? 
También con ella bailé ahora más fácil, más libre y más alegremente, aun cuando no tan ingrávido y olvidado de mi mismo como con aquella otra.
Armanda dejó que yo la llevara y se plegaba a mí delicada y suavemente, como la hoja de una flor, y también en ella encontré y sentí ahora todas aquellas delicias que unas veces venían a mi encuentro y otras se me alejaban; también ella olía a mujer y a amor, también su baile cantaba delicada e íntimamente la atrayente canción deliciosa del sexo; y, sin embargo, a todo esto no podía yo responder con plena libertad y alegría, no podía olvidarme y entregarme por completo. Armanda estaba demasiado cerca, era mi camarada, mi hermana, era mi igual, se parecía a mi mismo y se parecía a mi amigo de la juventud, Armando, el soñador, el poeta, el compañero de mis ejercicios y correrías espirituales.

- Lo sé - dijo ella después, cuando hablamos de esto-; lo sé bien. Yo he de hacer desde luego todavía que te enamores de mi, pero no hay prisa. Primero, somos camaradas, somos personas que esperan llegar a ser amigos, porque nos hemos conocido mutuamente. Ahora queremos los dos aprender el uno del otro y jugar uno con otro. Yo te enseño mi pequeño teatro, te enseño a bailar y a ser un poquito alegre y tonto, y tú me enseñas tus ideas y algo de tu ciencia.
- Ah, Armanda, en eso no hay mucho que enseñar; tú sabes muchísimo más que yo. ¡Qué persona tan extraordinaria eres, muchacha! En todo me comprendes y te me adelantas. ¿Soy yo, acaso, algo para ti? ¿No te resulto aburrido? -  Ella miraba al suelo con la vista nublada.
 - Así no me gusta oírte. Piensa en la noche en que maltrecho y desesperado, saliendo de tu tormento y de tu soledad, te interpusiste en mi camino y te hiciste mi compañero. ¿Por qué crees tú, pues, que pude entonces conocerte y comprenderte?
- ¿Por qué, Armanda? ¡Dímelo!
Porque yo soy como tú. Porque estoy precisamente tan sola como tú y como tú no puedo amar ni tomar en serio a la vida ni a las personas ni a mi misma. Siempre hay alguna de esas personas que pide a la vida lo más elevado y a quien no puede satisfacer la insulsez y rudeza de ambiente.
- ¡Tú, tú! - exclamé hondamente admirado -. Te comprendo, camarada; nadie te comprende como yo. Y, sin embargo, eres para mí un enigma. Tú te las arreglas con la vida jugando, tienes esa maravillosa consideración ante las cosas y los goces minúsculos, eres una artista de la vida. ¿Cómo puedes sufrir con el mundo? ¿Cómo puedes desesperar?
- No desespero, Harry. Pero sufrir por la vida, oh, sí; en eso tengo experiencia. Tú te asombras de que yo soy feliz porque sé bailar y me arreglo tan perfectamente en la superficie de la vida. Y yo, amigo mío, admiro de que tú estés tan desengañado del mundo, hallándote en tu elemento precisamente en las cosas más bellas y profundas, en el espíritu, en el arte, en el pensamiento. Por eso nos hemos atraído mutuamente, por eso somos hermanos. Yo te enseñaré a bailar y a jugar y a sonreír y a no estar contento, sin embargo. Y aprenderé de ti a pensar y a saber y a no estar satisfecha, a pesar de todo. ¿Sabes que los dos somos hijos del diablo?
- Sí, lo somos. El diablo es el espíritu; nosotros sus desgraciados hijos. Nos hemos salido de la naturaleza y pendemos en el vacío. Pero ahora se me ocurre una cosa: en el tratado del lobo estepario, del que te he hablado, hay algo acerca de que es sólo una fantasía de Harry el creer que tiene una o dos almas, que consiste en una o dos personalidades. Todo hombre, dice, consta de diez, de cien, de mil almas.
- Eso me gusta mucho - exclamó Armanda -. En ti, por ejemplo, lo espiritual está altamente desarrollado, y a cambio de eso te has quedado muy atrás en toda clase de pequeñas artes de la vida. El pensador Harry tiene cien años, pero el bailarín Harry apenas tiene medio día. A éste vamos a ver ahora si lo sacamos adelante, y a todos sus pequeños hermanitos, que son tan chiquitines, inexpertos e incautos como él. 

Sonriente, me miró ella. Y preguntó bajito, con la voz alterada: 
- Y dime, ¿te ha gustado María? 
- ¿María? ¿Quién es María? 
- Esa con la que has bailado. Una muchacha hermosa, una muchacha muy hermosa. Estabas un tanto entusiasmado con ella, a lo que pude ver. 
- ¿Es que la conoces?
 - Oh, ya lo creo, nos conocemos muy bien. ¿Te importa mucho? 
- Me ha gustado, y estoy contento de que haya sido tan indulgente con mi baile. 
- ¡Bah! Y eso es todo... Deberías hacerle un poco la corte, Harry. Es muy bonita y baila tan bien, y un poco enamorado de ella sí que estás. Creo que tendrás un éxito. 
- Ah, no es esa mi ambición. 
- Ahora mientes un poquito. Yo ya sé que en alguna parte del mundo tienes una querida y que la ves cada medio año para pelearte con ella. Es muy bonito por tu parte que quieras guardar fidelidad a esta amiga maravillosa, pero permíteme, no tomes esto tan completamente en serio. Ya tengo de ti la sospecha de que tomas el amor terriblemente en serio. Puedes hacerlo, puedes amar a tu manera ideal cuanto quieras, eso es cosa tuya. Pero de lo que yo tengo que cuidar es de que aprendas las pequeñas y fáciles artes y juegos de la vida un poco mejor; en este terreno soy tu profesora y he de serte una profesora mejor que lo ha sido tu querida ideal; de eso, descuida. Tú tienes una gran necesidad de volver a dormir una noche con una muchacha bonita, lobo estepario.
- ¡Armanda! - exclamé martirizado -, mírame bien, soy un viejo. 
Un joven muy niño eres. Y lo mismo que eras muy comodón para aprender a bailar, hasta el punto de que casi ya era tarde, así eras también muy comodón para aprender a amar. Amar ideal y trágicamente, oh amigo, eso lo sabes con seguridad de un modo magnífico, no lo dudo, todo mi respeto ante ello. Pero ahora has de aprender a amar también un poco a lo vulgar y humano. El primer paso ya está dado, ya se te puede dejar pronto ir a un baile.



Diálogo entre Harry y Armanda
El Lobo Estepario - Hermann Hesse
pág. 122

sábado, 30 de enero de 2016

Historial.

Nunca voy a disculparme por tener tanta alma, por ser demasiado emocional, o tener demasiado amor para ofrecer.

Ayer leí tus mensajes, esos que me mandabas cuando me querías, y lloré. Sentí como si me lo dijeras de nuevo y me emocioné. Pensé que eras tú el bueno, el que no se iría, pero una vez más, me equivoqué.

23 nov 2015.

- Eres buena chica, te mereces cosas buenas, siempre pensé eso. Pensé que era mi responsabilidad dártelas pero ya conocemos la historia...
- ¿Sigues pensando en mi?
- Sí, pienso fácil porque te quiero. Aprendí a quererte de verdad.
- Capricho, como el mío.
- No, fue una opción que tome...
- Y cuando se quiere de verdad no se olvida...
- ... en su momento y, bueno, no te olvido pues, aquí estoy, al fin y al cabo.
- Falta poco para que viajes...
- Sí, y regresaré en una relación.
- Lo más probable es que seas el amor de mi vida, pero te digo adiós.
- ¿Hay algo más que hubiera podido hacer? Hasta te besé, creo que jugué todas mis cartas... Siempre preferirás a otro, no importa cuál sea el nombre yo siempre seré el "amigo" y ya. No me siento menos por eso, tampoco.
- Te quiero.
- No me siento mal por jugar el papel que me tocó. Nadie sabe la relación que tenemos, nadie se imagina y mejor así. Por eso es especial, siempre lo será.
- ¿Eres feliz?
- Ando en eso, encontré a una chica que me quiere, eso me da felicidad...
- ¡Suertudo!
- Las cosas pasan por algo, por decisiones más que por suerte.
- ....
- Sí, decisiones.
- Disculpa por no tomar buenas decisiones. Ser buena persona no es suficiente.
- Eso lo aprendí hace un tiempo, no te disculpes conmigo, yo no me arrepiento de nada contigo, todo valió la puta pena.
- ¿Puedes dejar de despedirte? Tú no te vas a ir.
- Ni idea de como será todo...

Y te fuiste, fue inevitable que no lo hicieras. La noche que estabas en el aeropuerto me preguntaste si iba a recordar las últimas conversaciones y ¡cómo olvidarlas! si desde hace 18 días no hago más que repasarlas en mi mente, una tras otra, analizando cada gesto, cada palabra, cada tono de voz y cada mirada. Pensé que esto iba a ser más sencillo, que no me dolería y que estaría lista y en paz luego de darte carta libre para que encuentres tu felicidad lejos de mi. - Como si de mi dependiera tu felicidad, equivocada completamente. - No fue fácil, no es fácil, sigo trabajando en esto.

Hoy me imaginé y me sentí en el lugar en el que tú has estado durante estos dos años. Me puse en tu lugar y, quizás, era necesario que tenga que pasar por todo esto para entender muchas cosas, para entenderte y para odiarme por lo sucedido. El amor sana, el amor cura, el amor libera y contigo tuve el paquete completo. ¡Suerte que no te volviste loco por mi! Y fue más que suerte, la mejor decisión de tu vida. Decidiste darte la oportunidad de ser feliz, y dar felicidad a alguien más que quizás se merezca un amor como el tuyo.

Hubiera querido cumplir el rol de enamorada en tu vida, hubiera querido que los otros amores que en algún momento elegí, me hubieran tratado como tú la tratas a ella. Ninguno me dio la importancia suficiente como para que aún reinen en mi corazón, quizás por eso es que ella está tan enamorada de ti, como yo. Y ya no sé qué estoy hablando, nuestra amistad nunca alcanzó, nunca fue suficiente como para darnos todo el amor del universo, igual, sin saber que nos traería el futuro.

Mi decisión fue quedarme contigo, y en ti. Me quedo con las noches infinitas por la playa, y los deseos que pedimos estando allí. Me quedo con las tantas noches en las que no podías conciliar el sueño y me buscabas a mi. Me quedo con las ganas que nos quedaron en aquel parqueo cerca al "delfín". Me quedo con el calor de tus besos y tus ojos abiertos, observadores de todo y de nada. Me quedo con tus manos pequeñas sobre mis largas piernas, y con los últimos eventuales día de semana: me quedo con el martes 15 de diciembre y una botella de vino en la mesa de noche, cerca a tu cama; me quedo con el jueves 17 y el humo de la marihuana; me quedo con el sábado 23 de diciembre y el primer viernes de este año nuevo, donde compartimos el mismo cielo, nuestro cielo. Me quedo con la previa despedida del lunes 11 de enero y el martes 12, que fui a buscarte para darte el último beso. Me quedo con tus declaraciones de amor, y tu resilencia, tu manera tan lógica de asumir las cosas. Me quedo con todo eso y más. Me quedo con lo que inventé de ti para hacerme creer que eres un hombre perfecto, de otro mundo, de otro universo. Mi hombre bello, perfectamente imperfecto.

Estos últimos días junto a ti aprendí a quererte como eres, a acariciarte a la distancia a pesar de sentir tu piel, a compartirnos desde el primer día, a ojos cerrados, sin conocernos y a saber entender que no eres para mi, que no soy para ti. Tenía claro tu futuro, sabía que te irías, sin embargo arriesgué y te di todo lo estuvo a mi alcance. Si a fracaso nos referimos, la decisión fue compartida. Fracasamos los dos, yo por no querer, tú por no creer. Tenías todas las de ganar, pero jugaste tus cartas a tu favor y está bien, siempre estuvo bien.

Sin nada ya me has hecho feliz, siempre me has hecho feliz. Te debo el universo entero, lástima que dentro de mi pobreza no pueda darte más.
Gracias por hacerme la chica más feliz del universo, universo que creamos para ambos.
El lobo dejó la estepa. El lobo no pudo encontrar mejor guarida que lejos de aquí.



Pd.
He vuelto a leer la carta que te envié la noche en que viajaste a Madrid.
He vuelto a enamorarme de ti.

jueves, 28 de enero de 2016

16. Un adiós inevitable.

Es bonita y sí, yo también me hubiera enamorado de ella. Tiene todo lo que yo no tengo y eso la hace más bonita aún.
Me atrevería a decir que es más bonita que yo y se le nota en el alma; te trae loco, no lo niegues.

Es bonita, muy bonita. Es bonita.
Hay ternura en su mirada, y tiene unos labios preciosos. Ella está enamorada, ella está ilusionada. Ella cree en ti, ella te ama.
Es la novia más linda que he visto en mucho tiempo, y no puedo negar que se ve hermosa junto a ti.

Te mereces alguien así, tan bonita, tan linda y pura de alma, tan ella, tan tuya...
Estuve quizás equivocada hace algún tiempo, tratando de encontrarle peros y excusas al amor que pintabas, pero no, parece que me equivoqué y sí, esta chica es para ti.
Nunca he visto unos ojos color caramelo que brillen tanto al sonreir, ni unos labios delgados pero bellos, que de seguro encajan con los tuyos.

Qué bonito es verla sonreir junto a ti, qué bonitos los dos.

Repaso en mi mente la última llamada, cuando me preguntaste sobre mi opinión, o de lo que debería saber sobre ella, e insisto, hay cosas que aún no encajan, pero ella te enamoró, te enamoró a su manera, con su verbo y su sexo, con su mente menos transtornada y el futuro venidero junto a ti.

Tengo que dejarte ir, eres feliz. Y por fin vas encontrando el camino, así sea lejos de mi.
Te pedí que te quedaras, que te quedaras conmigo, pero fue tarde. Tarde porque sabía que ella reinaba en ti.
 
Tú no me rompiste el corazón, yo lo rompí delante de ti. Quería conocer en cuántas partes podías llegar a quererme, pero el tiempo no estuvo a nuestro favor.

Presenciare tu despedida, admirando como te marchas hacia tu destino, y si tu destino soy yo pues te estaré esperando…. y si no, amaré eternamente mi recuerdo, tú recuerdo, nuestros recuerdos.

miércoles, 27 de enero de 2016

Día 15.

No era amor,
tus ganas de conocer algo distinto.
No era amor,
mis ganas de llenar el vacío.

¿Me olvidaste, cierto?


Ojalá me hayas encontrado sin haberme buscado.
No quiero que vuelvas a mi sin que primero me hayas olvidado.

Nos imaginé adultos. Nos visualicé juntos.
Dicen que el poder de la mente es poderoso y en verdad si eso fuera cierto ya sabría noticias de ti. (Y las tuve, pues me llegó un mensaje tuyo pidiendo que no te vuelva a escribir.)
Nos vi yendo a visitar a tu papá, me vi acariciándote mientras dejabas tu vista divagar. Tu cabeza estaba recostada sobre mis piernas y tu respiración me inspiraba a darte más amor del que mis manos podían, en ese momento, dar. Estuviste callado por varios minutos, soltaste una risa casual. Volteaste hacia mi y te acercaste a darme un beso. Qué intenso. Cuanta complicidad en ese momento.
Nos soñé despierta, mientras esperaba entrar a consulta médica.
Tuve miedo, ¿sabes? Aún lo tengo.
El medico preguntó por ti y le dije que te habías ido. Me preguntó si volveriamos a vernos y le dije que probablemente a tu retorno. Repreguntó, como si fuera de su incumbencia, si la relación se acabó de manera definitiva y yo mentí. Mentí, porque entre nosotros no hubo mayor relación que la espiritual y le dije que no, que dudaba en que volveríamos a vernos si a ESE sentido se refiere.

Te bloqueé de mis redes sociales, borré nuestro historial en whatsapp y snapchat para luego proceder a bloquearte. La situación no duró mucho, pues, pasado unos días te desbloqueé mas no tenemos el vínculo de seguimiento porque nuestras cuentas son privadas. No sé cuanto me dure esta situación, probablemente para cuando regreses, con algo de suerte, ya te habré olvidado. Dejo en claro que esto no es berrinche, es solo una manera de desintoxicarme de todo, por lo menos hasta que regreses a Lima. Hace algunos días en casa no toleraban verme con un humor tan bipolar: por momentos triste, ida, perdida. Ha pasado una semana desde que preguntaron por ti y mejor si no vuelven a hacerlo. No me conviene hablar de ti, dije que no volvería a hacerlo pero vuelve la burra al trigo. (¿Así cómo tú volverás conmigo?)

¡Basta! ¿Por qué volverías a mi? ¿Por qué?, si te veo feliz. Si ahora estas enamorado y no creo que lo aparentes, y lo sé porque ella puso su álbum de fotos de manera pública, quizás como una manera de decirme que ella es tu presente y que no importa más que ustedes dos.

No puedo hacer nada, no debo hacer nada. No puedo permitirme ser egoísta, porque encontraste el amor sin buscarlo y así es como sucede.
Volverás, lo sé. 
Volverás pero con ella.

domingo, 24 de enero de 2016

Recuerdo de Domingo

Sonries al verme salir de casa mientras me esperas sentado dentro del auto, cogiendo el timón y la palanca de cambios para disimular tu nerviosismo. Yo, por mi parte, intento no mirarte a los ojos mientras cierro la puerta de mi casa. Aludiendo a mi torpeza, mientras camino hacia ti, me tropiezo con la nada, es que al sentirme observada, las ganas de llegar hacia ti me juegan una mala pasada. Al ingresar al auto, lo primero que hago es plantarte un beso, me acomodo en el asiento, abrocho el cinturón de seguridad y no dejo de hablar. Tú me miras sonriendo y, aún sorprendido por la manera tan natural en la que actué, enciendes el motor para arrancar. 

Vas lento, andas en neutro, colocas tu mano derecha sobre mi pierna izquierda y me erizas la piel, sin pisar freno, me besas: cierras los ojos y me besas los labios como si disfrutaras de tu postre favorito. El auto se volvió nuestro cómplice y, al parecer, teníamos la pista para nosotros solos. Salí del trance y te recordé que estabas manejando, solo haces un gesto de media sonrisa, te separas de mi, y aunque ya no puedo percibir tu aliento, tu mano sigue sobre mi. Conduces con una seriedad que excitaría a la mujer más frígida del mundo. Y ya me conoces, sensible desde mis entrañas, sobretodo ante ti, contigo y por ti. 
Semáforo en rojo, tu aliento nuevamente sobre mi, me muerdes los labios y los dejas palpitando, me dejas con más ganas de ti. Tengo la necesidad de tocarte y sin miedo a que cualquier transeúnte se vuelva espectador de nuestro amor, acaricio tus piernas, me dejo llevar y justo cuando comienzo a perderme en ti, el claxon de una camioneta nos avisa que el semáforo cambió de color...

Llegamos al establecimiento de comida rápida y me fue inevitable abrazarte mientras ingresábamos al local. Me comporté como una niña enamorada, colgando de tu espalda, sintiendo tu respiración. Embobada por el calor que emanas, disfrutando del peculiar olor que sin fragancia alguna posees. Pedimos un par de hamburguesas y, mientras esperábamos el pedido, me siento frente a ti para observarte. Mis dedos rozan tus labios y se deslizan por tu barba. Tienes los ojos abiertos, sano como ningún otro día. Poco a poco te vas achinando, sin dosis alguna de humo, pareces encontrarte en un estado placentero que ninguna droga conocida en el mundo pudiera darte. No creo que mi amor sea la droga, y dudo mucho que hayas imaginado antes tenerme así, tan tuya, tan perdida en ti. Recogimos las hamburguesas y nos dirigimos al auto. Salimos rumbo hacia nuestro lugar favorito. En el camino, te acercaba a la boca las papas fritas, y no sabes cuanto disfrutaba ver la manera en la que las comías. Me fui enamorando de esos pequeños detalles, sin querer me encandilaste. Nuestras conversaciones, a veces profundas, acompañaban nuestro viaje. Me encanta tu tono de voz, la manera en como intentas escucharme sin hacerlo, tienes un don particular para llamar mi atención, para mantenerme ahí.

Llegamos, estacionaste sin apuro, bajamos del auto y, como dos niños románticos, nos sentamos a comer a orillas del mar.



Hoy es Domingo, es de noche y me encuentro aquí, en el mismo lugar. No tengo una hamburguesa, tampoco te tengo a ti. Me quedan los buenos recuerdos y tu ausencia. Me quedan las ganas de volver a estar junto a ti. Miro el mar y trato de dibujar en mi mente los recuerdos que fabricamos. Escucho como las piedras chocan unas con otras y te siento aquí, besándome. El olor de la brisa, las luces del puerto a la lejanía, la oscuridad que fueron partícipes de nuestras travesuras me acompañan hoy.
Me veo envuelta en esa mágica sensación de verte junto a mi, de sentirte sin que estés, con la intención de que te comuniques conmigo aunque sea con el corazón. Pura fe, mi dios.

Daría lo que fuera para que vuelvan las noches en las que venías a casa para invitarme a dar una vuelta. Debiste raptarme y no devolverme nunca. Debí huir contigo mucho antes, permitirme quererte más y darte la seguridad de que conmigo podías compartir mucho más que la soledad.

Tengo un corazón ansioso esperando tu retorno.
Vuelve y dame una razón para dejarte ir.
Regresa para olvidarte.
Ven y me alejo de ti.

jueves, 21 de enero de 2016

A seis horas.

Elimina todo lo que no te deja avanzar. Elimíname si es necesario.

No puedo permitirme ser egoísta contigo, tú que has intentado darme todo sin hacer mucho, haciendo todo y nada al mismo tiempo.

Tu tiempo, tu espera, tus días y noches (mal) invertidas/perdidas pensando en mi o más en ti sobre mi, dentro de mi, conmigo y sin mi.

Pensamos mucho, hicimos poco. Es por eso que estamos donde estamos: yo aquí, a seis horas de ti, a destiempo.

domingo, 17 de enero de 2016

Locura Intelectual




16/17 enero 2016.
Lima, 10:20 pm. Barcelona 4:20 am.

"Déjame delirar, rondar por los caminos más nublados, perderme en la nada y volver. ¿Te veré al volver, no? Obvia la última parte "...no?" Te veré y punto."

sábado, 16 de enero de 2016

MIERDA.

Día 4.

Lima, 8:13 am.
Barcelona, 2:13 pm.

Justo ahora que empiezo a quererte, te desapareces.
Justo cuando tú eras el motor para mi despertar.
Justo a tiempo para reprocharte que no me mereces,
aunque muera por las ganas de volver a caminar junto a ti.



lunes, 11 de enero de 2016

11:11

Poquito Pudor / Viaje Infinito

Vamos a rentar un departamento sencillo, trabajar medio día, dedicarnos a querernos y alternarnos para apagar la luz por las noches aunque tú siempre estés más cerca.

Vamos a darnos la espalda en la madrugada, buscarnos cuando calculemos que ya va a amanecer para abrazarnos y despertar pegados.Vamos a hacer las compras y comer sano, adivinar el postre que uno que otro día se nos antoje a cada uno. Vamos a hacer un libro para escribir todo lo que nos pasamos platicando en las tardes con lluvia aunque lo lea nadie más que tú y yo.

Vamos a quitarnos la ropa y dejarla por todos lados, lamernos por todos lados y sonreírnos por todos lados. Vamos a poner música de esa que se escucha viendo al techo mientras me tomas apenas de la mano y yo susurro cosas que no escuchas pero entiendes muy bien. Vamos a ver películas que me tengas que explicar después, vamos a hablar en otro idioma y terminar besándonos como nunca habíamos besado antes.

Vamos a confesarnos secretos de la infancia y a hablar de las familias, los miedos y el presente; vamos a inventarle soluciones improbables a todos los problemas que aquejan al mundo. Vamos a leernos en voz alta hasta que uno de los dos se quedé dormido. Vamos a tomarnos fotos, vamos a andar descalzos, bañarnos juntos y bailar a oscuras. Vamos a terminar los días exhaustos, discutir a veces, dejar los trastes sin lavar aunque sea un día y poner las llaves donde no nos vamos a acordar que están. Vamos a dejarnos solos de vez en cuando, a vernos mucho tiempo frente al espejo, a cuestionarnos cosas que no preguntamos con nadie más. Y vamos a querernos. A no fijarnos del tiempo. A cumplir promesas que no hayamos hecho y aventurarnos a la costumbre de que estar juntos se sienta tan bien.

Regresa pronto, amor.
Aunque da igual, sabes que no te espero.